Parece mentira pero ya han pasado 40 años desde que Intel lanzara al mercado el primer microprocesador de la historia, el Intel 4004. Fue el 15 de noviembre de 1971 y de esta fecha a nuestros días estos dispositivos han evolucionado a marchas forzadas dando lugar, en su recorrido, al nacimiento de nuevos equipos informáticos tales como netbook, tabletas y los recientes ultrabooks.
Uno de los avances más significativos atañe a la velocidad. Ahora estos dispositivos pueden alcanzar frecuencias alrededor de los 4 GHz mientras que el primer modelo trabaja a 740 kiloherzios.
Por otra parte el primer chip del mercado se componía de 2.300 transistores (la segunda generación de los Core cuenta con casi mil millones de ellos) y se fabricaba mediante la tecnología de procesado en 10 µm. Afortunadamente el tamaño de estos componentes se ido reduciendo ya que si trasladáramos este concepto a los actuales procesadores (con una superficie real de 216 mm cuadrados) se obtendrían unos dispositivos de 7 x 3 metros, un “pelín” grandes para los ordenadores actuales. De hecho, el transistor original, creado por Bell Labs en 1947 se montó a mano. Hoy en día pueden condensarse más de 100 millones Tri-gate en proceso de 22 nm en la cabeza de un alfiler.
Asimismo, actualmente el coste energético anual medio que conlleva alimentar un portátil moderno se estima alrededor de los 25 euros. Así, si el consumo energético de los procesadores no hubiera variado desde hace cuatro décadas, los notebooks de hoy en día consumirían 4.000 veces más de energía, elevando el coste a los 100.000 euros anuales.
En definitiva, los microprocesadores del siglo XXI trabajan casi 5.000 veces más rápido y consumen en torno a 5.00 veces menos energía. En el mismo periodo, el precio del transistor se ha visto reducido hasta casi 50.00 veces.