La fibra óptica se ha convertido, en los últimos meses, en un auténtico objeto de deseo para muchos españoles en el campo de las telecomunicaciones. Sin embargo, y pese al incremento que ha experimentado su implantación en el último año, con un crecimiento de un 140%, los consumidores que vivan en ciudades con menos de 500.000 habitantes es difícil que puedan disponer de esta tecnología a corto plazo, y además pagarán por su conexión casi lo mismo recibiendo muchas menos prestaciones. Comparaiso.es analiza las desigualdades de esta revolucionaria tecnología en España y ofrece seis consejos para que estos millones de consumidores olvidados puedan disponer de la mejor conexión posible a la espera de la llegada de la fibra óptica.
Que la sociedad española quiere disponer de fibra óptica queda de manifiesto al comprobar que en el periodo septiembre 2013-2014 el número de líneas ha pasado de 509.316 a 1.222.163, un crecimiento de un 140%. Sin embargo, hasta el momento es patrimonio de municipios con más de 500.000 habitantes, con un 86,2% de hogares con acceso a esta tecnología, seguido muy de lejos por las ciudades de entre 100.001 y 500.000 ciudadanos (31,4%) y las localidades con una población en la horquilla 50.001-100.000 (20,2%), según el Informe Cobertura Banda Ancha 2014 del Ministerio de Industria, Energía y Turismo.
Consumidores olvidados
Es decir, que en las pocas ciudades españolas de más de medio millón de habitantes nueve de cada diez hogares tienen fibra, pero en cuanto las localidades son un poco más pequeñas, la proporción se reduce a uno, dos o tres de cada diez. Pero lo peor es que los consumidores que vivan en municipios de menos de mil habitantes, de momento pueden olvidarse de la fibra óptica: directamente, no hay. A ello se suma que tienen que conformarse con instalaciones hasta diez veces peores que ofrecen muchas menos prestaciones, pero prácticamente al mismo precio que la fibra óptica. Son los auténticos consumidores olvidados.