Los tablets están de moda. Y nada parece indicar que su éxito se vaya a diluir a corto plazo. Los principales ensambladores ya han colocado en el mercado sus propuestas, lo que pone a disposición de los usuarios un abanico de soluciones excepcionalmente amplio. De hecho, muchos entusiastas están optando por reemplazar su ordenador portátil por un tablet de última hornada debido, sobre todo, a la mayor portabilidad y autonomía de estos últimos. Sin embargo, aunque el atractivo de las tabletas en muchos escenarios de uso es indudable, carecen de la potencia y flexibilidad de los ordenadores portátiles.
La presencia de Intel en el mercado de los tablets será, hasta que se consoliden las soluciones equipadas con los nuevos microprocesadores Atom diseñados específicamente para smartphones y tabletas, meramente anecdótica. Nuestro propósito no es profundizar en las razones por las que el más importante fabricante de chips del planeta no está ya plenamente consolidado en este mercado, pero es evidente que la fortaleza de la compañía de Santa Clara es mucho mayor en el ámbito de los ordenadores portátiles. Por esta razón, es comprensible que su principal objetivo a corto plazo sea revitalizar esta plataforma, haciendo valer lo mucho que aún tiene que aportar. Y la mejor forma de conseguirlo pasa por pulir sus cualidades, precisamente, en aquellos apartados en que los tablets flojean. Pero esto no es todo. Además, los ingenieros de Intel están trabajando codo con codo con los principales ensambladores para reforzar aquellas características de los portátiles que se ven amenazadas con más contundencia por las tabletas, como son la ligereza, el grosor y la autonomía. Y el resultado de este esfuerzo son, precisamente, los Ultrabooks, una gama de ordenadores portátiles que reúne las cualidades de los ultraligeros y las últimas tecnologías puestas a punto por Intel en materia de rendimiento, seguridad y dilatación de la autonomía.
La barrera que delimita dónde terminan los ultraligeros convencionales y dónde empiezan los Ultrabooks es tenue. Pero existe. Estas plataformas tienen en común una excepcional portabilidad amparada en una ligereza considerable (casi todos los equipos pesan menos de 1,4 Kg) y un grosor mínimo (no suele superar los 17 mm en la parte más voluminosa del chasis). Además, suelen estar muy bien construidos, de hecho, la mayor parte de los ensambladores se ha decantado por fabricar recintos de aluminio, duraluminio, magnesio o fibra de carbono que, además de reducir el peso del ordenador, lo dota de una robustez muy apetecible en un equipo diseñado para ser trasladado de forma permanente, lo que incrementa las posibilidades de que sufra algún impacto.
En cualquier caso, las exigencias de Intel van mucho más allá de las características que acabamos de comentar. Y es que los Ultrabooks no solo deben ser ligeros, finos y robustos, sino que deben presumir de una autonomía real cercana a las ocho horas que dura una jornada laboral completa, muy seguros y extremadamente potentes. Este último apartado es, probablemente, el que va a permitir a los Ultrabooks distanciarse con más claridad de los ultraligeros convencionales, pues los responsables de Intel aseguran que en breve llegarán al mercado propuestas capaces no solo de satisfacer las exigencias de los escenarios ofimático y de navegación en Internet, sino también de los mucho más exigentes ámbitos lúdico y de creación de contenidos multimedia. Y, para lograr estos ambiciosos objetivos, los ingenieros de la compañía han dotado a su más reciente plataforma de las tecnologías que detallamos en el recuadro que acompaña a este texto.
Los Ultrabooks que podemos adquirir actualmente están gobernados por microprocesadores Intel Core con microarquitectura Sandy Bridge. El depurado diseño de estos chips y su sofisticado proceso de fabricación dotan a los ordenadores portátiles que los incorporan de un rendimiento y una autonomía muy atractivos. Sin embargo, solo estamos observando un atisbo de lo que llegará a ser esta plataforma. Y es que la próxima revisión de la familia de procesadores Intel Core, conocida como Ivy Bridge, incorporará una de las mejoras más importantes de cuantas ha introducido la compañía durante la última década: la tecnología Tri-Gate. La tecnología de integración utilizada en la fabricación de estos chips será de 22 nm, pero lo más importante es que las nuevas técnicas litográficas desarrolladas por los ingenieros de Intel les han permitido ubicar los transistores que conforman cada microprocesador en una estructura tridimensional inédita hasta la fecha. Las mejoras que aportan estas innovaciones son sustanciales en muchos ámbitos, pero destacan especialmente en dos frentes: el rendimiento y el consumo. Los chips Ivy Bridge ofrecerán un rendimiento hasta un 37% mayor que el de los procesadores Sandy Bridge a la misma frecuencia de reloj. Y, a la par, su consumo se reducirá aproximadamente a la mitad. Estas dos impresionantes mejoras dotarán a la próxima generación de microprocesadores Intel Core de una relación rendimiento/vatio excepcional que, a todas luces, será muy superior a la que nos ofrecen los chips de Intel actuales.
Aunque aún es pronto para detallar sus aportaciones, en 2013 llegarán al mercado los primeros equipos dotados de un microprocesador Intel Core con microarquitectura Haswell, que, presumiblemente, ofrecerán una relación rendimiento/vatio superior a la de los chips Ivy Bridge. Contarán con una memoria caché de nuevo diseño e integrarán tecnología Thunderbolt y avanzados sistemas de gestión de la energía, entre otras innovaciones Estos son algunos de los modelos que hemos probado en nuestro laboratorio: Acer Aspire S3 Apple MacBook Air Asus Zenbook UX31E Fujitsu Lifebook P771 Samsung Serie 9 NP900X3A Toshiba Portégé Z830