Este ultrabook fue el primero que llegó a nuestro mercado, allá por el mes de septiembre de 2011, por lo que ya en aquel momento nos apresuramos para conseguir una unidad de muestra que pudiésemos probar a fondo. Cumple a pies juntillas todos los preceptos de Intel, de hecho, pesa solo 1,35 Kg y su chasis tiene un grosor en la parte más voluminosa de solo 17 mm.
También incorpora un microprocesador Intel Core i5 de última hornada pertrechado por unos muy necesarios 4 Gbytes de RAM. Sin embargo, a diferencia de la mayor parte de los ultrabooks que llegaron al mercado durante la pasada campaña navideña, carece de una unidad de almacenamiento SSD. En su lugar cuenta con una solución híbrida que combina un disco duro mecánico de 320 Gbytes y una unidad SSD de 20 Gbytes. No obstante, unas semanas después de lanzar el equipo que hemos analizado, Acer inició la comercialización de una versión de este Aspire equipada con un disco duro SSD de nada menos que 240 Gbytes por un precio de 1.199 euros, lo que en este apartado lo hace, si cabe, más atractivo que sus rivales, pues casi todos incorporan una unidad SSD de 128 Gbytes. Su chasis está construido en aluminio cepillado, un material que lo dota de una elevada rigidez y que, al mismo tiempo, lo hace ligero. Su pantalla también nos gusta, pero su resolución es inferior a la ofrecida por las propuestas de Apple y Asus, a pesar de que incorporan paneles del mismo tamaño. Los resultados que este equipo ha arrojado en nuestro banco de pruebas son muy buenos, aunque ha sido el más lento en los escenarios ofimático y de creación de contenidos. Aun así, nos parece un ultrabook muy equilibrado que, además, presume de una de las relaciones calidad/precio más favorables de la comparativa.
799 euros (IVA incluido). www.acer.es
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