La firma de Windows lleva ya más de un año adoctrinando a sus partners sobre el nuevo escenario que se presenta tras la aprobación del Plan General Contable, que obliga a las empresas a considerar los programas de software como un activo y, por tanto, a conocer su grado de implantación. La norma que regula esos activos es ISO IEC 19770-1 (SAM), recientemente aprobada por AENOR, y su despliegue en las empresas que deseen certificarse puede generar una apetitosa fuente de ingresos para el canal.
Conscientes de esta importante oportunidad, GTI ha elegido la gestión de activos de software como el principal lema de su foro anual Ágora, en el que reúne a una importante representación de distribuidores del canal de tecnologías de la información. Para conocer el alcance e impacto que puede tener este negocio en el canal, el mayorista comandado por Juan Pablo Rossi, ha elaborado un estudio del que se desprende que un 22% del valor del software requerido por las empresas españolas (las que tienen software legal) está sublicenciado, cantidad que equivale al volumen total de software comercializado en España a lo largo de un año (13.000 millones de euros). De esa cifra casi 6.500 millones de euros (el 49%) se comercializan a través del canal de distribución. En este escenario, este 22% representa por tanto una oportunidad de más de 1.400 millones de euros reales en venta de licencias para los distribuidores españoles.
Por otra parte, y siempre según el informe, más del 30% de los programas instalados en las organizaciones no se utiliza, lo que representa un coste que las empresas podrían minimizar con una correcta política de administración de los activos de software.
¿Y cuáles son los beneficios directos del partner ante esta situación? Según argumenta Rossi hay una doble oportunidad para el canal: la de licenciar correctamente el software instalado en las empresas y la derivada de ofrecer servicios profesionales asociados al despliegue de la norma ISO SAM.