Está subiendo como la espuma cuando otros bajan y cuando los ensambladores locales, que son sus primeros clientes, han dejado de crecer al ritmo frenético de los años 90, en buena parte debido a que no se han subido al carro del portátil. En estas líneas Pedro Quiroga desvela las claves que explican la trayectoria de MCR, un mayorista que está especializado en placas base, el componente sobre el que gira toda la integración de PC. Aunque empezó de forma modesta en 1999, el mayorista ya emplea a 65 personas, cuenta con un amplio almacén en Getafe, muy bien comunicado con la Nacional de Andalucía, y tiene previsto vender unas 340.000 placas base, un 40% más que en 2007 y más de un 50% de todas las que se comercializan en España a través de mayoristas. El balance contable también es favorable y Quiroga está convencido de que este año superará con creces los 100 millones de euros de facturación, lo que consolidará a MCR en los primeros puestos del ránking de mayoristas.
MCR parece imparable. En 2006 creció un 41% en facturación y este año quiere pasar de 85 a 115 millones de euros. ¿Cómo lo hace?
Desde el principio nos hemos mantenido fieles a la estrategia inicial. Nosotros vimos un nicho de mercado que no estaba cubierto en el mercado español. Vimos que no había ningún mayorista especializado al cien por cien en la integración. Había muchos que tenían componentes en su catálogo, pero que vendían muchas cosas más. Nuestro lema ha sido hasta este año el de “especialista en placas base” [ahora el mantra de la firma es “feeling technology”]. Firmamos muy pronto con MSI, y luego llegaron QDI, Asrock, Asus, Gigabyte, Foxconn e Intel. Esto nos llevó a ser también especialistas en el resto de componentes que forman parte de un PC, como tarjetas gráficas, discos duros y demás. Tenemos contratos directos con ATI, Nvidia, Kingston, Samsung, LG… De Samsung además vendemos portátiles, monitores y su gama de electrónica de consumo.
Los datos de su compañía contrastan con la situación claramente adversa para el ensamblador local, que no ha podido todavía subirse al carro del portátil, en detrimento de las primeras marcas, y que ve como el sobremesa pierde peso y va quedando para un usuario muy definido.
Es verdad que el portátil no se ensambla en local, con lo cual este negocio extra se está perdiendo. De otra manera nuestros números serían más espectaculares. También es verdad que el sobremesa pierde peso. Sin embargo, nosotros crecemos porque hay otros mayoristas que están echando el cierre y muchos clientes vienen a nosotros. Después de 15 años, el mercado empieza a madurar y esto provoca una selección empresarial. De todas formas, quedan todavía demasiados mayoristas. También es interesante decir que estamos captando parte del mercado paralelo que existía en el mundo del componente.
¿Hay alguna manera de que la industria local recupere el terreno perdido en el ámbito del portátil?
Acer, HP, Fujitsu Siemens o Samsung han estado muy agresivos en los últimos años y han creado una barrera de entrada importante para el resto de competidores, incluso para algunas multinacionales. Hoy no se puede competir. Es muy difícil poder comprar el barebone en origen y cuando se ensambla el equipo te has gastado más que lo que marca el PVP al que lo comercializan los grandes fabricantes. El camino de Intel de intentar estandarizar es correcto. Si podemos elegir pantallas, por ejemplo, y luego podemos meter las mejores placas o tarjetas gráficas, ya habremos ganado mucho. Pero esto es muy complicado. El fabricante de barebones ya tiene una buena clientela en las grandes marcas, que además compran masivamente. ¿Qué interés tiene un señor, al que Acer además le compra millones de unidades, de poner un producto muy barato para que el local compita con la propia Acer? El mundo de los barebones es un oligopolio y la cosa está complicada. Además, el usuario final debe cambiar de mentalidad porque aunque ensamblemos el día de mañana un portátil mejor que el de las marcas, es previsible que el consumidor se siga inclinando por los grandes nombres. Si no hay diferencias claras de calidad, yo, como usuario, lo haría.
¿Cuál es el perfil de su base de clientes?
Tenemos unos 3.000 clientes activos y 4.000 registrados. Son de perfil variado y van desde pequeñas tiendas a submayoristas o fabricantes que montan muchos miles de PC al año.
Hace un momento hablaba de las importaciones paralelas, es decir, las que se escapan al control de los canales oficiales de los fabricantes. ¿Cómo está el tema al día de hoy?
La situación en el último año y medio ha mejorado bastante. Las acciones del Gobierno para perseguir el fraude ha ayudado, pero también ha contribuido el hecho de que muchos fabricantes hayan cogido conciencia de que la situación desestabilizaba sus negocios. En consecuencia han puesto en marcha medidas, bien variando precios o persiguiendo la venta, para reducir el mercado paralelo. Además han concienciado al cliente final. LG, Asus o Samsung han hecho mucho en este sentido. Asrock es el único de nuestros proveedores que sigue permitiendo de una u otra manera las importaciones paralelas.
¿Qué peso tienen hoy las importaciones paralelas?
Esto es muy difícil de medir, pero yo creo que placas base está en torno a un 20 o 25%, la mitad que en 2005.
El fraude del IVA sigue siendo un azote para el sector. Usted ha afirmado que un 40% del negocio incurre en este fraude. Fuentes de la Guardia Civil van más allá y aseguran que el 90% de los mayoristas que venden a ensambladores locales están implicados. ¿Ha surtido efecto el último aviso de la Agencia Tributaria que puso bajo los focos a Infinity a finales de 2006?
Las acciones de este tipo tienen impacto. Y más esta última, que sonó bastante. La verdad es que la gente ha cogido conciencia de la gravedad del problema desde entonces y eso se ha notado en el día a día del negocio. Además, el cambio de legislación, que también pide responsabilidades al comprador de producto fraudulento, es otro de los factores que han llevado al cambio de situación. Aunque también hay que decir que la cosa no se puede parar ahí. No vale con un golpe de mano, por muy certero que sea, y ya está. Este tipo de acciones deben tener toda la continuidad posible. De otra manera, lo que ocurre es que en un momento dado cierta gente se retira, pero luego siguen otros cometiendo el fraude.
¿Ha bajado el nivel de fraude?
Efectivamente, ha bajado mucho el fraude. Estamos hoy lejos del 40% del que hablé hace un par de años. También es verdad que aunque hay muchos que han cambiado, hay otros que siguen metidos porque no les queda más remedio. Volver a la línea legal para muchos es poco menos que imposible.
¿Va muy relacionada la importación paralela y el fraude?
Sí. Casi siempre van unidas. De todas formas hay excepciones. Se da el caso de brokers europeos que venden en España y que, como estamos en un mercado europeo y libre, su actividad es totalmente legal.
¿Hasta qué punto baja el precio cuando se acude a canales paralelos que además no pagan el IVA?
En algunos casos pueden llegar al 20 o 30%. Es el caso de las CPU que llevan hasta “dos vueltas de IVA”. En el canal oficial una CPU vale entre 125 y 148 euros, y luego llegas al paralelo y te la encuentras a 120.