Lo confirman los principales fabricantes del mercado y casi cualquier profesional de esta industria. Hay una falta evidente de componentes para atender la demanda de equipos informáticos, sobre todo de procesadores, y el problema no se va a resolver mañana, pasado o el mes que viene. Va para largo y quizá se empiece a ver la luz a finales de 2022.
Hace poco, Alberto Ruano, el jefe de Lenovo en España, reconocía que su compañía había dejado de atender en el último año el 30% de los pedidos de ordenadores por la carestía de procesadores y por el boom de la demanda. Y que ha habido clientes que han tenido que esperar hasta seis meses para hacerse con el PC que quieren.
Por su parte, Javier García Garzón, el director de canal en España de HP, aseguraba que la demanda sigue muy por delante de la oferta y recomendaba al canal asesorar a los clientes para que opten por los equipos con mayor disponibilidad, con el fin de minimizar los plazos de entrega. Además, reconocía que los precios de los portátiles están creciendo hasta un 20% como resultado de este desajuste y de que cada vez los usuarios piden mejores prestaciones.
También desde el canal mayorista reconocen que la situación es complicada. Es el caso de José Ángel Sánchez Rubio, director de marketing de Depau, un mayorista que en los últimos ejercicios crece muy por encima del mercado y que en 2020 logró facturar 213 millones de euros, un 36% más que el ejercicio precedente.
“No hay microchips suficientes para abastecer el mercado. Sólo hay tres compañías con capacidad para producir microchips: Samsung, TSMC e Intel”
“Hay escasez de todos los componentes en general. No hay microchips suficientes para abastecer el mercado. Sólo hay tres compañías con capacidad para producir microchips: Samsung, TSMC e Intel. Y se ven muy sobrepasadas para abastecer la alta demanda que se ha generado. Dentro de los componentes que más están faltando, te diría que destacan las tarjetas gráficas de gama media y alta. En este producto a la escasez de microchips se le suma el incremento de la demanda proveniente del minado de criptomonedas”, explica Rubio por correo electrónico.
El responsable de marketing de Depau también reconoce que en modelos concretos de portátiles “no hay disponibilidad, ni se la espera”. Y si el cliente se empeña en un equipo en concreto, es posible que la marca no tenga capacidad para producirlo. José Ángel Sánchez Rubio cree que hay problemas logísticos “menores” y que el gran cuello de botella está en las líneas de fabricación de procesadores por la propia composición de esta industria, que en un 80% está radicada en Corea del Sur y Taiwán, y donde desplazar entornos fabriles es muy complicado y una tarea de muy largo plazo.
Además, Sánchez Rubio alude al problema añadido que supone que cada vez más aparatos llevan microchips, y eso contribuye al colapso de la oferta. Y dice que, atendiendo a la información que le trasladan los fabricantes, el mercado no se normalizará hasta al menos la segunda mitad del año que viene.
“Crecer dos años seguidos por encima del 30% no creo que sea viable ni positivo para nosotros”, reconoce José Ángel Sánchez Rubio
Depau por el momento ha ralentizado su ritmo de crecimiento. En lo que va de 2021, la facturación del mayorista, que es el segundo de capital nacional por ingresos, ha crecido “en torno al 4%”, un dato que contrasta con el avance del 36% en 2020. De todas formas, Sánchez Rubio le ve el lado positivo a esta ralentización: “Crecer dos años seguidos por encima del 30% no creo que sea viable ni positivo para nosotros, ya que debemos ir adecuando los medios para poder seguir atendiendo a todos los clientes con la misma agilidad. Crecer sí, pero sin perder calidad en el servicio que prestamos a nuestros clientes”.