El negocio mayorista es hasta cierto punto un ejercicio de riesgo, un número de equilibrismo. Las compañías mueven facturaciones de decenas y cientos de millones de euros para quedarse a final de cada ejercicio con un margen comercial del 1% o menos. Ese equilibrismo financiero de vez en cuando se cobra víctimas. Es el caso del histórico mayorista Olympia Canarias, el más importante del archipiélago, junto a Binary Systems, y que desde finales de año está en concurso de acreedores.
Lo cuenta el alma mater de la compañía, Agustín Santana, que adquirió en 2003 una firma había sido fundada por un empresario alemán a mediados del siglo pasado para importar las conocidas máquinas de escribir del fabricante japonés Olympia. “Son momentos tristes para nosotros”, reconoce Santana, que recuerda que a finales del año pasado reunió a su familia y asesores y entre todos acordaron que no valía la pena seguir en un mercado con unas rentabilidades tan exiguas.
“Ha habido un deterioro progresivo del margen. Antes facturando 13 o 14 millones de euros ganábamos medio millón, pero últimamente con unos ingresos de 8 o 10 millones nos quedábamos en 30.000 euros”. Esta baja rentabilidad era incompatible, según Santana, con un negocio como el suyo, en el que se pagan buenos sueldos.
De todas formas, Olympia Canarias lo intentó hasta el final. Entró en el negocio de la telefonía móvil sirviendo terminales de Samsung a El Corte Inglés, pero siempre el margen era escaso. Además, hace dos años, la compañía, mayorista tradicional de Acer en Canarias, firmó también con Lenovo. “Este negocio tiró, pero la rentabilidad seguía siendo pequeña”. Santana también reconoce que con MediaMarkt dejaron de trabajar hace 5 o 6 años por la misma razón.
“Antes facturando 13 o 14 millones de euros ganábamos medio millón, pero últimamente con unos ingresos de 8 o 10 millones nos quedábamos en 30.000 euros”, dice Agustín Santana
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Concurso de acreedores “modélico”
De todas formas, Olympia, según el directivo, está sacando adelante un concurso voluntario de acreedores “modélico”. “La plantilla, de 18 empleados, ha salido bien, con las máximas indemnizaciones que estipula la legislación”. Además, Santana asegura que todos los despedidos a primeros de noviembre ya han encontrado trabajo.
En su momento más álgido, hace algo menos de una década, Olympia Canarias llegó a facturar 23,5 millones de euros al año. Sin embargo, las últimas cifras reportadas por la compañía muestran un escenario muy distinto. Los 11 millones de 2018 se quedaron en 6 millones durante el pasado ejercicio, cuando la empresa optó por el concurso de acreedores.
En los últimos años, Olympia ha tenido como marcas de referencia a Acer, Samsung, Kyocera, D-Link y TP-Link, entre otras. Además del contrato firmado con Lenovo hace un parte de ejercicios. En los años de vacas gordas, Olympia llegó a reunir en sus convenciones anuales, que se celebraban un año en Las Palmas y otro en Tenerife, hasta 500 profesionales que eran aleccionados por conocidos gurús de los negocios.
El proceso todavía durará meses
Agustín Santana, que en la última época de Olympia implicó a sus hijos en la gestión de la compañía, explica que el proceso concursal no ha acabado y dice no saber cuándo se cerrará, aunque avanza que será cuestión de meses. “Lo que tenemos se está vendiendo bien. No hay stock obsoleto”. En la página web de la compañía abren con un vistoso anuncio de “Liquidación. Hasta el 50%. Descuentos en todo el stock”.
Ahora quedan dos personas (un contable y un comercial) en Olympia encargadas de gestionar el final de la compañía, como los pagos pendientes y la venta de todo el producto almacenado. Trabajan a tiempo parcial de martes a jueves. Cuando ellas acaben su labor, la trayectoria de uno de los mayoristas más históricos del panorama informático español habrá llegado definitivamente a su fin.