La semana pasada, el mismísimo Steve Ballmer apareció ante todo el mundo para presentar la versión definitiva de Office 365. Era la manera de demostrar que los planes de Microsoft en la nube no solo van en serio, sino que avanzan a buen ritmo. Además, Microsoft mete miedo a rivales como Google, que siguen seduciendo a muchos usuarios finales con sus apps.
La migración a la nube del gigante de Redmond ha sido escalonada. En los primeros momentos, los pasos fueron más retóricos que reales, pero, al día de hoy, aplicaciones como CRM, SharePoint o el Office Communications Server (la plataforma de comunicaciones unificada) son ofrecidas de forma online. Además, hay que recordar que Office 365 tuvo una suite precursora, BPOS, que ya integró un amplio espectro de herramientas.
Recordemos: Office 365 es un entorno virtual que proporciona a empresas todo tipo de herramientas (buzones de correo, intranet, página web corporativa, reuniones en línea a través de SharePoint y comunicaciones por Internet con Lync Online). Desde 5,25 euros por puesto, una pyme tiene todo este paquete, aunque, para sacar todo el partido a la suite, Microsoft recomienda adquirir Office 2010, que se paga mensualmente, aunque no se da por Internet, sino que se instala en el propio PC. La última versión del Office tiene un coste añadido de unos 10 euros/mes por puesto.
En la presentación española de Office 365, Telefónica, Vodafone e Informática El Corte Inglés fueron los socios comerciales que respaldaron a Microsoft. Son lo que en la compañía llaman los “partners sindicados” y que llevarán el servicio ofimático que propone la suite a las empresas más pequeñas, aquellas que, por su tamaño, escapan a los tentáculos del canal certificado.
Esa elección es entendible, pero resulta curioso que Microsoft mantenga al grueso de su canal de valor “a la espera”, como dice un partner. En cualquier caso, está previsto que la adopción de Office 365 sea escalonada, y que, en el futuro, llegará a las empresas medianas y grandes, con lo cual que se presente la oportunidad para su canal de siempre es cuestión de tiempo.
Office 365 parece una solución ideal para empresas muy pequeñas con una dotación tecnológica pobre, o para aquellas que empiezan. Sin embargo, las unas, acuciadas por la crisis, y las otras, porque no salen a flote debido a la parálisis económica, no son un buen clavo al que agarrarse en estos momentos.
Además, es previsible que los gerentes agoten plazos y ciclos de vida. Por todo ello, Microsoft y el canal deberán redoblar esfuerzos para convencer de las excelencias de Office 365, sobre todo cuando tengan que explicar los costes ocultos de su implantación (horas de consultoría, migraciones o formación del personal).
Una última cuestión. El cloud trae beneficios para el cliente, que se pone a la última con pagos asumibles, y para el partner, que accede a comisiones y bonificaciones estables por parte del fabricante, al tiempo que se encuentra con una ingente labor de consultoría que hacer.
Sin embargo, tiene un problema para el socio: la demora en el pago. No cobrar todo el coste de un proyecto (licencias y consultoría incluidas) a la primera beneficia claramente al cliente final, pero tensa mucho la tesorería del revendedor. Como dice un profesional experimentado del canal de Microsoft, “los flujos de caja serán la métrica que separe el éxito del fracaso en esta transición”.
Supongo que, a estas alturas, todo el canal conocerá con pelos y señales los esquemas de precios y comisiones que rodean a Office 365, con toda su casuística. Si no es así, hay que preguntar a Microsoft. Conviene tenerlo todo bien claro antes de dar el paso adelante. Microsoft, en principio, propone un 12% de comisiones por clientes nuevos y un 6% recurrente anualmente por mantener los existentes.
Muchas cosas están cambiando en el gigante de Windows y conviene estar atentos.