Creedence Clearwater Revival fue una banda estadounidense de rock con gran aceptación mediática y muy popular a finales de los años sesenta y comienzos de los setenta. Si bien comenzaron llamándose “The Golliwogs”, sus miembros decidieron cambiar su nombre al conocido Creedence Clearwater Revival, tomando para su decisión tres elementos: Creedence, por el sobrenombre de un amigo de Tom Fogerty, líder del grupo; Clearwater (agua limpia), de un spot publicitario de cerveza y Revival, por el resurgir del grupo cuando los hermanos Fogerty volvieron del servicio militar.
En 1970 fue publicado su álbum “Pendulum”, un magnífico trabajo de estudio del grupo con más que notables ventas y que incluía además el single Have You Ever Seen the Rain? (¿Alguna vez has visto la lluvia?). Es notable y os la recomiendo la versión que John Fogerty lanzó en directo de la canción en el DVD The Long Road Home – In Concert que fue grabado en el Teatro Wiltern en Los Ángeles, California, el 15 de septiembre de 2005.
Agua, lluvia, en definitiva nube… Conceptos en los que CCR se basaba solo como fenómenos meteorológicos, pero que hoy son más que actuales en nuestro mundo tecnológico con la tendencia del “cloud”, en castellano nube. Pues no quiero suponer la acepción verbal (que no sustantiva) del término inglés, que significa oscurecer.
Según se nos cuenta, en este tipo de approach informático todo lo que puede ofrecer un sistema informático se ofrece como servicio, de modo que los usuarios finales puedan acceder a un catálogo de estandarizado de los mismos y que responden a las necesidades de sus negocios particulares, de forma flexible y pagando únicamente por el consumo efectuado.
La revolución que ofrece “cloud computing” es que permite aumentar el número de servicios basados en la red. Esto genera beneficios tanto para los proveedores, que pueden proporcionar, de forma más rápida y eficiente, un mayor número de servicios, como para los usuarios que tienen la posibilidad de acceder a ellos, disfrutando de la transparencia e inmediatez del sistema y de un modelo de pago por consumo.
La teoría sobre el papel es magnífica, pero si asimilamos la figura de proveedor al concepto de fabricante, y suponemos que este paradigma se convertirá en una realidad absoluta en un futuro no muy lejano,
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Las respuestas están por ver y la foto final puede ir desde, en el peor de los casos, la virtualización también del canal de distribución, hasta la situación más favorable para el mismo, que sería su <strong>participación proactiva en la nube y por tanto, convertirse en el proveedor de servicios</strong>. Los fabricantes lo tienen (¿o no?) claro y los que poseen y demuestran una total vocación por la venta indirecta, esperamos que seguirán apostando por el canal. Pero si la prestación del nuevo servicio viene por su parte, también parece lógico que los márgenes del distribuidor se vean resentidos con el nuevo modelo.
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Abierta la brecha y como que lo único que tenemos seguro es que <strong>este cambio de modelo ha venido a nuestro sector para quedarse</strong>, hemos de pensar que el cielo (la Web) es de todos y la clave está en ubicar nuestra nube particular en el mismo para regar con la más eficiente lluvia posible los campos de nuestros clientes, en aras de <strong>obtener un beneficio como proveedor de estos servicios</strong>.<br />
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El problema del momento, como se pregunta la Creedence <em>(I want to know, Have you ever seen the rain, Comin’ down on a sunny day?)</em> es que <strong>la lluvia cae, pero tal como están las cosas, el día no parece muy soleado.</strong> <br />