El negocio de la integración de componentes o ensamblaje de PC es fuente de alimentación para un importante grueso de mayoristas tanto de perfil broadliner como especialista. Nombres en un bando como los de Ingram Micro, Diode, UMD, Actebis o Tech Data, o los de Santa Bárbara, DMI, Infortisa, Compuspain, Speed 2 y una larga lista de mayoristas regionales en el otro conforman el concurrido mapa de venta de componentes al por mayor en nuestro país. Una distribución cuya fisonomía, en realidad, tampoco ha variado mucho en el último lustro y en la que, más que menos, siguen estando los de siempre. Un canal logístico que está sobre todo caracterizado por figuras con marcado acento territorial que, por norma general, compaginan la labor de distribución con la de fabricante de PC. Curiosa faceta esta última si se tiene en cuenta que la base de clientes de estos mayoristas está compuesta precisamente por medianos y pequeños ensambladores que montan sus propios equipos. Es evidente que mayoristas y OEM no pueden ser competencia directa, ya que, teóricamente, se dirigen a usuarios diferentes, pero también es cierto que en algún caso estos fabricantes medianos proveen a otros más pequeños, pudiendo existir entonces algún tipo de conflicto. Además, dichos OEM podrían ver afectada su capacidad competitiva frente a la de sus propios proveedores si estos mayoristas de componentes se beneficiaran de un mejor precio en los productos gracias a sus altos volúmenes de pedidos. ¿Hablaríamos entonces de competencia desleal? No, según ellos.
El mayoreo de componentes en España se caracteriza por una concepción muy similar del negocio: la cartera de producto debe ser lo suficientemente completa como para que un integrador pueda nutrirse de un único proveedor para fabricar su propio PC. Dentro de esta táctica, también es cierto que unos mayoristas optan por la selección de un número limitado de marcas sustitutivas y otros por una oferta mucho más amplia. “Ofrecer toda la gama de producto debe suponer un servicio adicional al integrador, ya que le permite realizar compras concentradas. De hecho, nosotros no descartamos incorporar a nuestro portfolio componentes que no comercializamos. El inconveniente es que, forzosamente, debemos comprar algunos de ellos a otros mayoristas, lo que supone no poder negociar directamente con el fabricante”, explica Jordi Buireu, responsable de producto de la división de integración de Santa Bárbara .
Aunque puede decirse que es un grupo muy representativo dentro del canal de distribución nacional, no es tarea sencilla la de cuantificar el número de ensambladores que se reparten por toda la geografía. Las cifras aportadas por los principales mayoristas van desde los 2.000 registrados en sus bases de datos a los 5.000 estimados por compañías como Santa Bárbara (tantos como tiendas pueda haber por localidad, si se entiende por ensamblador aquel que monta un PC independientemente de cuántos venda), pasando por los 3.000 registrados por Intel. La gran dificultad se encuentra, como señala Juan Antonio Cabo, director de marketing de DMI, en la diversidad de empresas, donde se encuentran desde las grandes marcas del ensamblaje local hasta las pequeñas tiendas que no ensamblan el cien por cien de los equipos, sino que incluso combinan operaciones de ordenadores montados propios con otros de primeras o segundas marcas. No obstante, como explica Jordi Buireu, hay que tener en cuenta que muchos de ellos no superan las 50 unidades por mes, ya que el grueso de su negocio se centra sobre todo en el negocio que rodea al propio PC (instalaciones, mantenimientos, redes, etc). “Si realmente nos fijamos en aquellos que superan las 200 unidades por mes, el número se reduce drásticamente hasta una horquilla que puede ir desde los 300 hasta los 500 ensambladores”, asegura.
La mayoría de los mayoristas mencionados llevan más de una década en el negocio de los componentes, mercado en franco ascenso tras el repunte de las marcas locales frente a las nacionales que ha tenido lugar en España en los últimos dos años. Lucila Serrano, responsable de la división componentes de Diode, explicaba la evolución en estos últimos 10 años afirmando que la distribución de componentes tuvo un crecimiento sostenido entre 1994 y 2001 del 20 por ciento, época a la que siguió un período de estancamiento de año y medio. No obstante, los últimos 18 meses han sido una corriente de aire fresco para el sector, según Diode, gracias al incremento en las ventas de los OEM locales. También ha habido una interesante evolución técnica, como recuerda Luis Carlos Bastero, jefe de producto de multimedia e integración en UMD, destacando la integración en la placa de tarjetería (de sonido, gráfica y de comunicaciones) y componentes que tradicionalmente se han vendido por separado como complementarios, permitiendo un ensamblaje más sencillo.
Como ha ocurrido en el resto de segmentos informáticos, en sus inicios el negocio de montaje de PC propio era mucho más lucrativo. La bajada de márgenes ha obligado a muchos pequeños OEM a subcontratar el ensamblaje de los equipos. Muchos mayoristas han querido responder a esta petición, mientras que otros no quieren ni oír hablar de fabricación de CPU para terceros porque, según dicen, es competir con sus propios clientes. No obstante, sí es cierto que la propia evolución del negocio ha obligado a muchas tiendas a especializarse en servicios y delegar la fabricación en mayoristas. En este punto, es más que interesante el comentario de Jordi Buireu, de Santa Bárbara (mayorista que no vende PC de marca propia): “Como toda moneda, esta forma de trabajo tiene su cara y su cruz, siendo la cara el factor servicio [por parte del mayorista] y su cruz la falta de exclusividad en el equipo y de flexibilidad a la hora manipular el ordenador para adaptarlo a la configuración final deseada por el cliente. A mi juicio, ofrecer al distribuidor el equipo ensamblado no supone una competencia desleal, sino un servicio añadido que éste debe valorar en función de la orientación que haya dado a su negocio”. Además, por si hubiera algún tipo de duda, la responsable de Diode, mayorista que tiene en sus PC Visa una de sus principales fuentes de ingresos, asegura que no hay truco: “En Diode cada división es un área de negocio diferente, con cuentas de resultados propias e independientes del resto. Visa tiene sus propios acuerdos con los fabricantes y Diode los suyos. Además, Visa compra en las mismas cantidades a Diode que a cualquier otro mayorista del mercado”. En este sentido, desde DMI también se advierte de que el precio del coste de un~ordenador no es la suma de los costes de sus componentes.~”Si tu negocio es sólo mover cajas, tu infraestructura~será mucho menor que si eres un mayorista/ensamblador. Hay que contar con el personal que monta los equipos, los testea y todo el servicio posventa más el coste de~cumplir con la garantía de reparación o sustitución de cualquier componente defectuoso. El distribuidor debe tener las cuentas muy claras para saber si le conviene~más montar los~equipos o comprarlos ensamblados”, explica José Antonio Cabo.