Xiaomi organizó ayer, en Paris, una macropresentación de producto a prensa de todo lo que llama su ecosistema, es decir, lo que no son los smartphones, su producto más conocido, pero que en los próximos años irá perdiendo peso en el mix de ventas de la marca. La novedad más interesante es que el fabricante chino, que en los últimos años cambió las reglas del juego en el mundo de la telefonía con dispositivos potentes y muy ajustados de precio, vuelve al negocio de los ordenadores portátiles en España.
Xiaomi quiere crecer sobre todo con tecnologías que no sean teléfonos móviles, que ahora representan en un España un 25% de sus ingresos, pero que podrían suponer la mitad del negocio local en tres ejercicios. “No queremos ser vistos como una empresa sólo de móviles nunca más”, comentó Álvaro Galán, responsable de desarrollo de negocio de Xiaomi Iberia, al diario Cincodias en el evento parisino.
Para retomar posiciones en el mercado de portátiles, Xiaomi ha presentado un equipo convertible, un dos-en-uno que funciona como tableta y portátil, en la línea de estilo de las Surface de Microsoft. Se trata del Xiaomi Book S, que carga Windows 11 y viene con una pantalla táctil de 12,4 pulgadas y un procesador Qualcomm Snapdragon 8cx Gen 2. Xioami se aleja así de las configuraciones típicas con Intel o AMD. Este equipo estará disponible en España a partir del 30 de junio desde 599 euros.
Además Xioami ha presentado en París una nueva gama de televisores de gama media, un patinete eléctrico más potente y una pulsera para medir la actividad física y de salud más avanzada. Además, la compañía china avanza que a corto plazo llegarán al mercado español otros dispositivos inteligentes a España, como un robot de cocina (similar a la Thermomix), una batidora conectada y un dispensador de comida y una fuente para mascotas.
Hay que recordar que Xiaomi fue durante casi dos años la marca de smartphones que más aparatos vendía en España. Pero esa posición se la ha arrebatado Samsung en el segundo trimestre de 2022. Desde la compañía son conscientes de las dificultades por las que pasa un mercado de telefonía móvil que es muy sensible a la guerra en Ucrania, la escasez de componentes, la subida de tipos y la inflación. De hecho, hasta marzo, las ventas de smartphones en Europa habían caído un 12%, aunque en España el descenso se calcula entre un 3% y un 5%.
