Los wearables han vuelto a ser protagonistas de esta nueva edición del CES. No han brillado con tanto esplendor como en el anterior ejercicio, pero aún así han tenido sus momentos de gloria. Aunque los relojes inteligentes brillaron con luz propia en esta nueva edición, también sorprendió la puesta en escena de Intel Curie, un pequeño módulo del tamaño de un botón basado en el primer SOC (sistema integrado en un chip) que permitirá ganar inteligencia a cualquier wearable, ya sean unos pendientes, gafas o anillos a los que dotará de vida propia.
En el terreno de los smartwatches LG se apuntó un tanto al presentar su nuevo G Flex2 con diseño curvo y procesador de 8 núcleos de 64 bit Qualcomm Snapdragon 810. Su pantalla de 5,5 pulgadas permite una resolución Full HD y su actualización de software ofrece muchas más funcionalidades. Las curvas de este terminal no son meramente una cualidad estética porque este diseño ergonómico acerca el micrófono a la boca, lo que mejora la captación de sonido con respecto a terminales convencionales. También ofrece una experiencia de visionado más inmersivo desde cualquier ángulo gracias a su curvatura frontal de 700 mm de radio.
Sony estuvo al quite presentando la versión 3.0 de su reloj en acero inoxidable y con un auricular impermeable diseñado para optimizar el rendimiento. La firma japonesa también presentó el Smart B-Trainer, un nuevo juguete para los adictos al running que reproduce música y capaz de sugerir distintas canciones según vaya considerando y en función del tipo de ejercicio que se vaya realizando.
