Las nuevas tecnologías cada vez están más presentes en las aulas, ya que son muchas las utilidades que dentro del entorno educativo pueden llegar a aportarnos. Ahora bien, ¿alguien ha pensado en cómo modifica la estructura de conectividad y seguridad de un centro docente el uso de estos dispositivos en las aulas? Son dos las áreas en las que el impacto es mayor: conectividad y seguridad.
La concurrencia de conexiones hacia la red Wi-Fi, que de repente crece de manera significativa, es el primer obstáculo que se salva con cierta facilidad siempre que la conectividad Wi-Fi que se eligiera en su momento fuera de calidad y que pueda ser ampliada con más puntos de acceso (AP). El segundo paso es que esos AP puedan ser gestionados de manera sencilla y centralizada: a mayor número de AP, más necesidad de una buena plataforma Wi-Fi con gestión, control y despliegue centralizado y semi-asistido.
Una vez solucionada la gestión Wi-Fi, pasamos a la conectividad INet, o en términos coloquiales, “internet”. Muchos más dispositivos implican mucho más consumo y una necesidad de mayor ancho de banda. Mientras que en nuestra ubicación haya buena cobertura, tiene fácil solución ya que podemos ampliar o añadir líneas.
En cuanto a seguridad tendríamos 2 áreas de revisión:
1.- Seguridad perimetral (FW): Cortafuegos, filtrado de contenidos, antivirus,… Es decir, todo lo que es necesario para que tengamos control de lo que sale y entra de nuestra red. Con la implantación de School 3.0 se entiende que tendremos que controlar más frentes, ya no sólo hablaremos de controlar la navegación, tendremos otros servicios, como, por ejemplo, la teleformación por videoconferencia.
2.- Control y gestión: Ahora no se trata de controlar sólo un PC que se conecta a una pizarra digital y que es usado por el profesor. Ahora se trata de gestionar y controlar “n” dispositivos, y nos tenemos que preocupar sobre qué pueden los alumnos instalar en dichos equipos, qué uso se hace de las cámaras, etc., incluso podemos llegar a necesitar saber dónde se encuentra el propio dispositivo.
Sabemos que un niño de 11 años sabe cómo instalar una app no permitida o hacer una foto y mandarla por Facebook. No nos sirve que existan posibilidades de control de usuario y parental en iOS y en Android, porque para ellos sería fácil resetear y volver a instalar las apps. Necesitamos una tecnología más avanzada y que dé respuesta a estas necesidades, como MDM (Mobile Device Management), que permite tanto el control del dispositivo, como el control de la ubicación del propio equipo.
La tecnología es apasionante, tenemos avances que los niños controlan desde que nacen, no hay que tener reparos a la hora de usarlos, tan sólo hay que tener controlado su uso. Para ello hay muy buenos asesores tecnológicos y empresas con mucho conocimiento en integración de sistemas que pueden aportar muchísimo en la implantación de buenas plataformas en los centros de formación.