uRing, un wearable para hacer mediciones de mercado

La Fundación Everis desarrolla un anillo que mide las reacciones emocionales de la persona que lo lleva puesto

Publicado el 12 Feb 2014

Uring Everis anillo inteligente

Quizá las mejores aplicaciones de los wearables (o dispositivos que uno lleva encima, como la ropa) no estén en el consumo, sino en el terreno profesional. La Fundación Everis, a través de su broker tecnológico i-deals, ha participado en el desarrollo de uRing, un anillo capaz de medir las emociones de las personas y extraer esa información para elaborar estudios de mercado.

uRin, que tiene un diseño ergonómico y no necesita cables, es capaz de registrar actividad fisiológica de uno o varios usuarios simultáneamente. De forma simultánea, el dispositivo traduce esa información en neurométricas que indican reacciones emocionales como el estrés, el placer, la diversión o el desagrado. Estos cambios se producen de forma inconsciente y son incontrolables por parte de los usuarios.

uRing tiene una multitud de aplicaciones en el mundo empresarial, como los estudios de mercado, los análisis de audiencias o el entretenimiento. De hecho, uRing se ha utilizado para ver si una persona o un grupo de individuos sienten interés ante un mensaje publicitario, se entretienen o se aburren jugando a un videojuego, o si se emocionan visualizando una película.

El desarrollo de esta tecnología surge tras las investigaciones del equipo de emprendedores de BitBrain, ganadores del Premio Emprendedores 2012 de la Fundación Everis. uRing puede suponer un vuelco en el ámbito de la investigación de mercados, dominado por las entrevistas en profundidad, los focus-groups y las encuestas.

Uno de los grandes problemas de la investigación de mercados tradicional, según Fundación Everis, es que su metodología se basa en preguntar al consumidor sobre sus actitudes, opiniones, preferencias y elecciones de producto. La neurociencia moderna ha estudiado y comprendido que al preguntar al consumidor se producen sesgos inherentes a la metodología.

El consumidor suele manipular sus respuestas de un modo consciente por quedar bien, por vergüenza o para que no le sigan preguntando. Por otro lado, el consumidor introduce sesgos no conscientes al tratar de verbalizar respuestas relacionadas con aspectos emocionales, de memoria y de predicción de comportamiento. En este sentido, la neurociencia ha demostrado que las impresiones (asociaciones de ideas y conceptos) y las motivaciones operan en un plano no consciente y, por lo tanto, cuando se pregunta a un consumidor por aspectos emocionales, de memoria y de predicción de comportamiento, sus respuestas no son la explicación real de lo que pasa en su cerebro. Más bien, se trata de la interpretación racional que ha buscado para explicar lo que pasa en su cerebro.

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Redacción Channel Partner

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