Después de muchos años de tipos de interés bajos o incluso negativos, el Banco Central Europeo (BCE) cambió en el verano de 2022 su política y ha vuelto a propiciar una subida de tipos, poniendo el precio del dinero en el centro del debate económico y público. De esta manera, la autoridad monetaria europea intenta controlar y hacer remitir el fuerte repunte de la inflación que atenaza a empresas y familias en el viejo continente y en un país como España, donde ha llegado a rozar el 11% (IPC de julio de 2022).
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Cambio de tercio: sube el precio del dinero
Si desde 2016 el tipo de interés al que el BCE presta dinero a los bancos, y que sirve como referencia para el resto de la economía, estaba a cero, a mediados de 2022 cambia de forma repentina la situación y el BCE sube el precio del dinero. Eso sí, lo hace progresivamente, en tramos de 50 y 75 puntos básicos. Todo con el objetivo de enfriar la economía y evitar una espiral nociva basada en una fuerte subida de precios.
Como resultado, hoy el tipo de interés en la eurozona está en el 2,5%, el más alto desde 2008. Además, las autoridades monetarias no descartan seguir subiendo los tipos en los próximos meses si persisten las tensiones inflacionistas producto de la crisis energética, la guerra en Ucrania o los problemas de suministros, entre otras cosas. Al fin y al cabo, el control de la inflación es el principal objetivo de bancos centrales como el BCE o la Reserva Federal de los Estados Unidos.
¿Quién marca el precio del dinero?
El Banco Central Europeo (BCE) es el organismo que marca el precio del dinero y, por lo tanto, los tipos de interés. Lo que marca realmente el BCE es el precio al que le deben pagar el resto de bancos comerciales cuando piden prestado a este organismo. Se trata de un índice que luego influye en el resto de la economía y de las transacciones.
El BCE tiene como objetivo prioritario el control de la inflación a medio plazo. Y, por lo tanto, la estabilidad de precios. Cuando la inflación está alta, la política monetaria convencional recomienda subir los tipos de interés para enfriar la economía (los créditos y la financiación son más caras y por lo tanto los agentes económicos reducen sus expectativas y su actividad). Y cuando la inflación baja o incluso se sitúa en niveles negativos, los tipos de interés se pueden bajar porque no existe peligro de calentamiento de la economía y, por lo tanto, de una escalada de los precios. Además de tener en cuenta las perspectivas de inflación, en algunos países el banco central también tiene la obligación legal de apoyar el pleno empleo.
La facilidad marginal de crédito permite a las entidades financieras obtener liquidez de los bancos centrales nacionales a un día y al tipo de interés determinado por el BCE.
Por otro lado, la facilidad de depósito permite a las entidades financieras realizar depósitos a un día en los bancos centrales nacionales, siendo estos remunerados al tipo de interés establecido por el BCE, conocido como tipo de la facilidad de depósito (DFR, por sus siglas en inglés). Sin embargo, los ciudadanos particulares no pueden abrir cuentas ni solicitar préstamos al banco central, que, como organismo público, tampoco tiene ánimo de lucro.
En cada zona del planeta hay una autoridad monetaria encargada de establecer el precio del dinero atendiendo a las variables económicas fundamentales. En Estados Unidos, está el Sistema de la Reserva Federal, conocido informalmente como Fed. En el Reino Unido está el Banco de Inglaterra, y en Japón, el Banco de Japón.
Además de poner precio al dinero y prestarlo al resto del sistema bancario, los bancos centrales controlan la cantidad de dinero en circulación (oferta monetaria), supervisan la actividad de los bancos comerciales, y ejercen un papel de asesores para el resto de agentes económicos y políticos, emitiendo informes que pueden ser tenidos en cuenta por los gobiernos.
¿Cómo nos influye el precio del dinero?
El alza de los tipos de interés oficiales y, por lo tanto, del precio del dinero es una mala noticia para las empresas en general. Y lo es porque el capital necesario para expandirse aumenta y se reduce la rentabilidad de las inversiones debido al incremento de los costes de financiación. Es decir, quedan perjudicadas las inversiones empresariales. También lo es porque una subida de tipos por lo general frena el consumo, y por lo tanto las ventas finales de las compañías.
A particulares y las familias, el incremento de los tipos de interés les sube el coste de los productos bancarios que hayan contratado (las hipotecas o los créditos al consumo, por ejemplo). En España, muchas familias que tienen sus hipotecas vinculadas al Euribor están sufriendo subidas en las cuotas mensuales que pagan por sus créditos por la vivienda.
También crece el riesgo de morosidad o impago en los hogares, porque al subir los costes de financiación aumenta la probabilidad de que estos no puedan devolver sus deudas. A nivel nacional, unos tipos de interés altos también elevan el coste de la deuda pública, cuyos intereses también se fijan en función de los tipos generales.
La otra cara de la moneda de una subida de tipos son los ahorradores, que suelen salir ganando, pues aumentará la remuneración que perciben por el dinero que guardan en el banco.
Además, la subida de tipos de interés y del precio del dinero fomenta el ahorro de los agentes económicos (particulares y compañías), ya que las cuentas y otros productos bancarios (en forma de depósitos, bonos y renta fija) darán un mayor rendimiento. Además, es una inversión que quizá no vaya a otros destinos, como el sector inmobiliario o la renta variable.
A nivel general, un alza de tipos de interés es un mal necesario que puede evitar otro mal mayor como el de una espiral de inflación que acabe haciendo insostenible las cuentas económicas de un país, de los ciudadanos y de las empresas.
¿Cómo se decide una subida del precio del dinero y en función de qué?
El Banco Central Europeo trabaja en coordinación con los bancos centrales de todos los países de la Unión Europea y juntos forman el Sistema Europeo de Bancos Centrales, el llamado “Eurosistema”. Dentro del BCE, es el consejo de Gobierno el que evalúa la evolución económica y de la política monetaria, y fija los tipos de interés a los que los bancos comerciales pueden pedir préstamos a la institución.
El consejo de Gobierno del BCE es el órgano rector supremo de la institución y está formado por los seis miembros del Comité Ejecutivo, más los gobernadores de los bancos centrales de los 20 países de la zona del euro. En estos momentos, la presidenta del BCE es Christine Lagarde, y el español Luis de Guindos es el vicepresidente.
En total son algo más de una veintena de personas las que toman las decisiones, aunque están apoyadas por el asesoramiento de un amplio grupos de expertos. El consejo de Gobierno se reúne una vez cada dos semanas. Las decisiones se suelen tomar por mayoría simple y el presidente tiene voto de calidad.