Según avanza la guerra de Ucrania y los ataques se hacen más cruentos, y se dispara el número de desplazados y refugiados, las grandes empresas empiezan a mover ficha y manifestar su contrariedad con los planes de Vladimir Putin, el presidente ruso. En estos días, son muchas las multinacionales que están suspendiendo su actividad en Rusia, cancelando envíos de producto y acciones de marketing y promoción. Gigantes como Ikea, Toyota y Volskswagen han optado por parar su actividad allí. En el caso de Ikea, la decisión afecta a 15.000 empleados. La multinacional española de moda Mango también anunció ayer el cierre de todas sus tiendas propias (55, de una red total de 120).
El sector tecnológico también se ha sumado a la protesta y se suman así a la petición del Gobierno ucraniano de aislar económica y políticamente a Rusia. HP, por ejemplo, ha suspendido los envíos de equipos al mercado ruso. Dell también ha hecho lo mismo. También SAP y Oracle han parado en ese mercado. El CEO de SAP, Christian Klein, ha asegurado que el gigante alemán del software condena la invasión “en los términos más enérgicos posibles”. SAP, en concreto, ha detenido toda la venta de servicios y productos.
También los gigantes estadounidenses de internet están respondiendo. Apple, Google y Amazon están limitando la disponibilidad de producto. Desde el 1 de marzo, Apple ha suspendido la venta de sus smartphones, tabletas y ordenadores. De hecho, desde la semana pasada, la compañía de la manzana no exporta dispositivos como el iPhone o el iPad. Asimismo, ha limitado el acceso al sistema de pago Apple Pay.
También la industria de los componentes ha reaccionado, y firmas como Intel o AMD han suspendido sus envíos al país invasor. Y una plataforma de streaming como Netflix ha ido más allá y ha paralizado sus producciones originales en China, un país que no ha condenado abiertamente todavía el ataque. Curiosamente, una empresa china como Lenovo sí que ha decidido parar el envío de ordenadores y otros sistemas al mercado ruso, siguiendo el ejemplo de otros competidores estadounidenses como HP y Dell.
Accenture también ordena el cierre
Una de las últimas tecnológicas en tomar una decisión clara frente al conflicto ha sido Accenture, que ayer ordenó el cierre de su negocio en Rusia, un país donde empleaba hasta ahora a 2.300 personas. Además, la consultora hará una donación de cinco millones de dólares para ONG implicadas en labores de ayuda a Ucrania y su población.