Las previsiones económicas son favorables para 2022. También las de empleo. En el sector tecnológico, las consultoras también prevén que el repunte de ventas y actividad vivido el pasado año se mantenga en los próximos meses. Aunque está por ver la intensidad de este crecimiento. Sin embargo, también hay retos que fabricantes, mayoristas y distribuidores de TI tendrán que afrontar para sacar todo el partido al clima económico favorable. Desde la falta de talento que paraliza desde hace años muchos proyectos, a la burocracia que conllevan los fondos europeos, que puede disuadir a muchas compañías de pedir subvenciones para digitalizarse. Aquí repasamos los principales.
Falta de talento. Es una pesadilla para muchos gestores del canal de distribución. La carestía de profesionales es un problema nacional y mundial, y desde hace años frena las posibilidades de crecimiento de las TI. Según la patronal DigitalES, en estos momentos seis de cada 10 puestos en el sector tecnológico no llegan a cubrirse. Eso supone que a día de hoy faltan más de 70.000 profesionales, y que vamos camino de llegar a los 100.000. Para superar este problema, DigitalES pide una mayor colaboración entre empresas, administraciones, centros de FP y universidades, entre otras cosas. Si se mira por perfiles profesionales, hay carestía de desarrolladores de software. Esta diferencia entre oferta y demanda laboral tira para arriba de los salarios y complica a los partners conformar plantillas estables y comprometidas, al tiempo que erosiona sus márgenes.
Sostenibilidad. El progresivo calentamiento global y la necesidad de hacer una transición rápida a una economía libre de carbono son realidades ya asumidas por casi todos. El sector tecnológico, que es un potente generador de CO2 (sólo los centros de datos generan la misma cantidad de este gas pernicioso que toda la industria aeronáutica mundial), también tiene que tomar medidas urgentes para ser sostenible. De ello dependerá su viabilidad futura y su imagen ante unos clientes cada vez más concernidos por este asunto. El canal debe promover tecnologías y procesos que reduzcan su huella de carbono, y ayudar a los clientes también a ser más verdes. Es un imperativo social y también una oportunidad de negocio. No hay tiempo que perder.
Problemas de suministro. La pandemia de la Covid-19 trastocó muchas cosas, y entre ellas, puso contra las cuerdas el comercio mundial, que desde principios de 2020 sigue sin normalizarse. Hay problemas logísticos, de transporte de mercancías y de fabricación, que han dado lugar a escasez de materias primas y componentes. La industria tecnológica, como la de automoción, entre otras, se ve impotente desde hace mucho tiempo para satisfacer una demanda desbordada. Además, la resolución de estos problemas no parece que esté a la vuelta de la esquina. En 2022, según muchos agentes, la economía mundial y la industria TI en particular seguirán teniendo desajustes. Los más pesimistas aseguran que hasta 2023 no veremos la luz. En el canal, los partners, sobre todo los que venden hardware, como portátiles, tienen muchos pedidos sin atender. Todos los actores deberán hilar fino con los stocks y las expectativas de los clientes, para no defraudar a nadie.
La burocracia de los fondos europeos. Como respuesta a la crisis sanitaria, Europa ha reaccionado con contundencia, poniendo a disposición de las empresas del continente 700.000 millones de euros. De ellos, unos 70.000 millones llegarán a España en forma de ayudas a fondo perdido. El problema ahora es que una excesiva burocracia haga que las empresas pierdan interés en reclamar estos fondos. Por el momento, esta inyección financiera está llegando a cuentagotas a las compañías, y algunos conocedores de los entresijos de los fondos NextGenerationEU dicen que aquí el papeleo es excesivo, al contrario de lo que está ocurriendo en otros países europeos. Como consecuencia, la oportunidad histórica que ahora se abre para el país corre el peligro de ser desaprovechada. Es un asunto que no conviene perder de vista en 2022.
La tecnología como servicio. Este reto no es nuevo en 2022, sino que marca la agenda del sector TI desde hace una década. Sin embargo, la migración de todo tipo de proveedores y canales a entornos de nube y esquemas de pago por uso cogerá más fuerza este año. Hoy en día, muchos proveedores ya venden entre un 20% y un 30% desde la nube. Los más avanzados llegan incluso al 40% o 50%. El canal deberá seguir esta estela. No hay alternativa. Eso sí, por el camino deberán ajustar su modus operandi, porque no es lo mismo cobrar de forma recurrente por un servicio que facturar de una vez por la venta de una solución o de una máquina. Además, tendrán que reunir el talento que haga posible este viaje. Los administradores cloud son un bien bastante escaso.