La industria tecnológica mundial sigue viviendo problemas de suministro. No ha sido capaz de superar la escasez de componentes desde el comienzo de la crisis sanitaria, de la que ya se cumple un año y medio. Periodistas y analistas hasta se han inventado un término de resonancias cinematográficas para describir esta disfunción: chipageddon.
La primera ola de la pandemia, a principios de 2020, obligó a cerrar las fábricas chinas, con la consiguiente caída de la producción. Luego apareció el problema de la falta de medios logísticos para traer a Europa esos productos, que se unió al exceso de demanda de equipos en los países occidentales, con millones de empleados y estudiantes confinados y que requerían tecnología para seguir operando desde casa. Y han pasado los meses y las dificultades no se han reducido, sino que incluso han ido a más y afectan a múltiples sectores más allá del informático.
Antonio Valiente es el director de endpoint solutions en Tech Data, es decir, el responsable de la venta de dispositivos como portátiles, smartphones o impresoras. Para él estamos claramente en medio de una “tormenta perfecta”. “La demanda es muy alta y la pandemia dura más de lo que nos esperábamos”, recalca Valiente. Grosso modo, está habiendo una falta de oferta de componentes y configuraciones de ordenador e incluso de impresoras, lo que se une a una demanda desatada desde el año pasado y que ha seguido por las nubes en este comienzo de 2021. El año pasado se vendieron un 40% más de portátiles en España, cuando en los últimos tiempos era un mercado de capa caída. Y en lo que llevamos de año, hasta mayo, las ventas han seguido avanzando a un ritmo cercano a un 30%. Y el desequilibrio entre oferta y demanda es generalizado en todo el mundo.
Según Antonio Valiente, todo lo que tiene que ver con chipsets “está bastante tocado”. Y ahora la escasez se ha extendido a los módulos de comunicación
El suministro de componentes y equipos ensamblados en el mercado informático es “bastante irregular”, al decir de Valiente, que asegura que todo lo que tiene que ver con chipsets “está bastante tocado”. Además, recuerda que ahora la escasez se ha extendido a los módulos de comunicación, lo que está poniendo en dificultades también a la industria de los smartphones y las tabletas. E incluso a la industria automovilística, donde se están produciendo paradas momentáneas de fábricas por la falta de estos y otros componentes y donde las entregas se están demorando y en ocasiones se están entregando coches de fábrica con configuraciones que no tienen que ver con la petición original del cliente, para evitar de esta forma plazos de entrega “de muchos meses”.
“Todos los fabricantes están teniendo problemas graves de disponibilidad”, insiste Valiente, que echa de menos un flujo normal de procesadores, pantallas o memorias. El directivo dice que ahora mismo el canal informático no está en disposición de elegir producto o configuraciones y hace acopio de todo lo que hay disponible porque nadie puede asegurar cuándo se va a restablecer la normalidad. Además, reconoce que la carestía no sólo afecta a los portátiles de gama baja, como al principio de la pandemia, hace más de un año, sino que se ha extendido a las gamas media y alta.
El canal informático no está en disposición de elegir producto o configuraciones y hace acopio de todo lo que hay disponible, según el directivo de Tech Data
El directivo de Tech Data coincide con otros consultados por CHANNEL PARTNER al aventurar que el final de esta crisis de oferta está lejos de resolverse. “Para empezar a ver la luz tendremos que esperar al segundo semestre de 2022”. Y también advierte de que los problemas de suministro pueden afectar a las inversiones que generen los fondos europeos de recuperación, que movilizarán miles de millones de euros y con los que el Gobierno espera digitalizar a millones de empresas en este país.