El cambio climático, la sostenibilidad del planeta o el cuidado del medio ambiente son temas que se han colado en la agenda política y en la opinión pública, y parece que van a quedarse para mucho tiempo como preocupaciones universales. Muchas empresas o instituciones como el Ejército ahora cuentan con responsables de medio ambiente, algo impensable hace unos años. Entre los particulares, el proceso de concienciación va más lento porque, a pesar de que se asume la gravedad de la situación, cuesta que la gente se implique y colabore, transportando por ejemplo el pequeño electrodoméstico obsoleto a un punto limpio que dista unos pocos kilómetros del domicilio.
El análisis lo hace José Pérez, consejero delegado de Recyclia, una entidad volcada en el reciclaje de todo tipo de equipamiento tecnológico, desde ordenadores e impresoras a pilas, pasando por teléfonos móviles, paneles fotovoltaicos o escáneres médicos. Un reflejo de este despegue de la conciencia ecológica son los propios números que exhibe Recyclia. Esta entidad, que agrupa marcas como Ecopilas, Ecofimática, Ecoasimelec o Ecolum, gestionó casi 50.000 toneladas de residuos en 2018, un 39% más que el año precedente. De este volumen, la mayor parte (43.544 toneladas) correspondieron a residuos electrónicos, y el resto (algo más de 6.000) a pilas y baterías, el doble que en 2017. Este aumento se debe, según Recyclia, a que se ha incrementado mucho el tratamiento de las baterías industriales, que son las que más pesan.
Índice de temas
Más de 1.500 fabricantes y importadores asociados
Para hacer posible estos niveles de actividad en todo el país, Recyclia ha elevado el número de puntos recogida hasta totalizar 55.000. Según la entidad, es la red más extensa del país. De esos puntos, algo más de 37.000 son depósitos para pilas, mientras que 21.500 están destinados a aparatos electrónicos. Además, prácticamente toda la industria está asociada a Recyclia. En concreto, en 2018 fueron 1.551 los fabricantes e importadores que tuvieron relación con Recyclia, un 14,5% más. Este tejido empresarial pone en el mercado español uno de cada dos dispositivos de informática o pequeños electrodomésticos que se comercializan cada año.
José Pérez dijo que en 2018 se había producido “un punto de inflexión y un salto cualitativo importante” para Recyclia, y que el modelo de la entidad es reconocido en Europa. Además, el directivo destacó que algunas administraciones autonómicas están muy convencidas de la necesidad de hacer una buena gestión de los residuos y destacó los casos de Andalucía, Cataluña, Valencia y Galicia. “Están haciendo una labor extraordinaria”, destacó Pérez.
40.000 puntos de recogida de tóners y cartuchos
Desde el 15 de agosto de 2018 es obligatorio reciclar cartuchos y tóners de impresoras. Para lidiar con los consumibles usados, Recyclia puso en marcha la iniciativa Tragatóner/Tragatinta. Gracias a ella, y durante el pasado año, Recyclia recogió 37.500 kilos de estos residuos e instaló 824 puntos de recogida en establecimientos comerciales, grandes empresas, edificios públicos y puntos limpios. Sin embargo, el objetivo de la entidad es multiplicar esta red y llegar nada menos que a 40.000 puntos de recogida durante el año que viene. Es una de las vías de crecimiento para Recyclia, que también espera que en el futuro se incremente el reciclaje de paneles solares y baterías de vehículos eléctricos, sistemas que todavía no han cumplido en muchos casos su ciclo de vida o que tienen un uso marginal hasta la fecha.