Comenzamos un nuevo año cargado de retos y oportunidades para el mercado de PC, y es el momento de valorar los esfuerzos que debemos poner en marcha para continuar con el trabajo realizado hasta ahora. Si bien es cierto que la llegada de otros dispositivos ha hecho que el mercado de PC tenga que compartir protagonismo con otros sectores emergentes, también lo es que nunca ha dejado de ir bien. La movilidad se ha convertido en la gran estrella y las tablets y smartphones han entrado en el terreno de juego por todo lo alto. Sin embargo, el sector del PC es un mercado al que le queda muchísimo recorrido. Lo importante es siempre ofrecer a los usuarios novedades para mejorar su experiencia, y siempre que incorporemos mejoras en sus funcionalidades y diseños, la experiencia merecerá la pena.
La transformación digital de las empresas está jugando un papel crucial en la evolución del mercado, y el PC ha comenzado a adaptarse a los cambios. Necesitamos dispositivos potentes y preparados para acoger nuevas funcionalidades y programas que vienen acompañando a esta transformación digital de la que hablamos, para enormes ecosistemas de aplicaciones y montones de datos. Como en cualquier transformación, lo importante es saber adaptarse. Los hábitos de consumo han cambiado y lo siguen haciendo cada vez con más rapidez.
Lo digital ha multiplicado exponencialmente la habilidad de conectarnos. Hay menos barreras pero más competencia, y, aunque es tremendamente complicado, hay que intentar estar siempre por delante de lo que el consumidor demanda para poder satisfacer sus necesidades en el momento en el que las requieran. La permanente necesidad de conectividad y convergencia ha hecho que tengamos que fabricar PC más móviles, más delgados, más ligeros, y que puedan acompañar a los usuarios en su día a día.
Los usuarios demandan cada día más innovación, diseños más vanguardistas, junto con el máximo rendimiento posible y una mayor autonomía de batería. Pero lo que más demandan son configuraciones ad-hoc para cumplir las necesidades específicas de cada empresa. Estas necesidades debemos conocerlas, al igual que debe hacerlo el canal, ya que debemos estar alineados en nuestra estrategia.
El principal reto para el canal por tanto también es el de innovar. Hay que ser competitivo y aportar novedades al mercado, ya que para mantenerse en él hay que aportar valor. El valor se consigue de diversas formas, y una de ellas es ofreciendo la capacidad de adaptar los productos de nuestro portfolio a las necesidades concretas de cada empresa o profesional, desde un emprendedor a una gran multinacional. En el último año hemos vendido más de 130 configuraciones personalizadas para empresa, y seguiremos haciéndolo para cumplir con la demanda de un mercado que está en constante cambio y que por tanto necesita herramientas que ofrezcan flexibilidad. Los fabricantes debemos seguir invirtiendo, más, si es posible, en el punto de venta, para conseguir de forma conjunta los resultados que queremos obtener.