Si tuviéramos que buscar una palabra para definir el mercado informático en España durante el pasado 2016, esta sería transición. Frente a las previsiones que nos dibujaban un panorama más halagüeño, la tozuda realidad ha sido otra y las inversiones se han ralentizado. Y es que la recuperación económica, una vez que ha pasado lo peor de la crisis, no ha sido lo suficientemente potente para vencer la inestabilidad política.
Otro certeza revelada por las cifras de ventas y el comportamiento de los diferentes segmentos es la supremacía de la ultraportabilidad en el mercado profesional. Las empresas ya no quieren PC de sobremesa. Estos apenas suponen el 40% de las ventas totales de informática profesional en España y cada trimestre pierden un poco más de cuota. Además, en el medio plazo, el formato de 15” dejará de ser la compra estándar; mientras que los equipos de menos de 13” y algo más de un kilogramo de peso han ganado más importancia en volumen de ventas, al crecer por encima del 20% siguiendo la tendencia de 2015.
Si atendemos a tipos de empresas, gran cuenta y educación marcan claramente la tendencia de la recuperación en el mercado. Los ámbitos de inversión preferente de sus CIO -seguridad y cloud- han colocado el portátil, y más aún el ultraligero, en una posición inmejorable para aglutinar la demanda. En este sentido, según un estudio de Toshiba entre directores TIC europeos de grandes compañías, el 60% de las empresas revisan una vez al año su política de seguridad. Además, según el mismo, los empleados trabajan, al menos, 10 horas a la semana fuera de la oficina, de modo que, entre los objetivos de cualquier responsable TIC debe estar desterrar el uso de portátiles de consumo en la empresa. Además, las pymes también se han subido al carro del ultraligero, y esto se ha notado en un segmento en el que se comercializan el 45% del total de las unidades de portátiles profesionales, y que ha crecido dos dígitos.
De cara a 2017, la tendencia vendrá marcada por el comportamiento del mercado durante la segunda mitad del año pasado, que en términos generales ha sido muy positivo. Así, aunque en 2016, el mercado de la informática portátil profesional haya permanecido prácticamente plano, para este se espera un ligero crecimiento de alrededor del 5%.
Por supuesto, estas previsiones podrían verse modificadas positivamente si empiezan a materializarse las primeras medidas de las nuevas políticas públicas avanzadas desde el nuevo Ministerio de Energía y Agenda Digital. Este tipo de políticas supondrán un acicate para el mercado, sobre todo si llevan aparejadas importantes inversiones y partidas presupuestarias bien canalizadas. Finalmente, tras año y medio de parálisis en inversiones TIC, Gobierno, Comunidades Autónomas y otras administraciones públicas tienen deberes atrasados, ya que sólo se han hecho renovaciones que no podían retrasarse. Sanidad, educación y justicia, por citar sólo tres ejemplos, son entornos donde la informática portátil de última generación tiene mucho recorrido y un impacto inmediato sobre costes, mejora de los servicios y modernización.