Tras 30 años en el mercado, y tras haber pasado la crisis con holgura, Tecnocom se siente con fuerza para dar a conocer sus armas estratégicas a los expertos financieros con el fin de obtener un mayor reconocimiento bursátil y valor de compañía. Su presidente, Ladislao Azcona, comenta en este sentido, que “hemos salido del inframundo” de la infravaloración aunque muestra satisfacción ya que a día de hoy el valor de la acción ha pasado de 1 a 1,5 euros desde enero. Esta inyección ha sido propiciada, en gran parte, por la presentación reciente de resultados (406 millones de facturación con un incremento del 9%) y su buena proyección internacional (el 22% de los ingresos provienen de fuera). La plantilla también ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años, en la actualidad ronda los 7.000 empleados.
Animados por estos logros y por las buenas expectativas de futuro, los directivos han trazado el Plan Horizonte 2018 que, como indica Javier Martín, consejero delegado de Tecnocom, “se asientan sobre una sólida propuesta de valor basada en soluciones propias y un excelente posicionamiento para ayudar a los clientes en la transformación digital”.
La firma inaugura una etapa de diversificación y crecimiento orgánico con objeto de, incide Martín, incrementar la internacionalización con el punto de mira en países ‘estables’ como México, Chile, Perú y Colombia.
Según el consejero delegado, “vamos a mejorar la rentabilidad mediante el foco en actividades de mayor valor, incrementando la excelencia operativa y la calidad del servicio”. Para ello van a redoblar los esfuerzos en una mayor especialización y en el desarrollo de soluciones propias en la parte alta de la cadena de valor con la innovación como ejercicio diario.
Como baremo de estas medidas el plan se propone un crecimiento de los ingresos en una horquilla de entre el 7,5% y 10%; de tal manera que en 2018 el margen EBITDA se sitúe en torno al 8,5% y el ROCE (Rentabilidad sobre el Capital Empleado) supere el 12%. Mantener la política de un endeudamiento prudente es otra clave y que la deuda neta no supera las 1,0 veces el EBITDA, “en un escenario que contempla la renumeración al accionista como parte del atractivo de la compañía”, concluye Javier Martín.