La elección de CEO en Microsoft está teniendo más misterio y suspense que aquella de Ratzinger como Papa en 2005, tras cuatro intensas votaciones y humo gris y susto incluído en la tradicional fumata blanca del Vaticano.
Desde que a finales de agosto del año pasado, Ballmer anunciara su retirada una vez la compañía le encontrara sustituto, han corrido ríos de tinta sobre los posibles candidatos a liderar la compañía de Windows, que por cierto está gozando de buenos números (en negocio y en Bolsa) desde que la incertidumbre se instaló en su dirección.
Ayer, la agencia Bloomberg dio otra vuelta de tuerca a esta historia (quizá la definitiva) asegurando que el consejo de administración de la firma de Redmond se dispone a nombrar a Satya Nadella, un veterano de la compañía que ahora se encarga del negocio de soluciones cloud y de empresa, como sucesor del histriónico Ballmer.
Además, Bloomberg adelanta que Bill Gates podría dejar el sillón más valioso del consejo, el del chairman, según han apuntado fuentes muy próximas a este órgano. Para este cargo suena el nombre de John Thompson. En todo caso, fuentes consultadas por Bloomberg dicen que el movimiento de Gates puede tener como objetivo una mayor implicación del fundador en el día a día de la compañía, sobre todo en las áreas de producto y desarrollo.
Nadella tiene 46 (11 menos que Ballmer ahora y casi la misma edad que tenía éste cuando asumió la máxima dirección), pero lleva toda la vida en Microsoft, una compañía en la que entró en 1992. Como responsable del negocio de servidores, Nadella ha sido efectivo, llevando esta unidad desde los 16.600 millones de dólares del ejercicio 2011 a los 20.300 millones del último ejercicio fiscal, concluido el pasado junio.
Nadella, según los expertos consultados por Bloomberg, tiene predicamento entre los ingenieros de Microsoft, conoce bien la compañía. Sería una elección conservadora si se la compara con la de otros que han sonado para suceder a Ballmer, como Alan Mulally (CEO de Ford), Stephen Elop (Nokia), Paul Maritz (Pivotal), Tony Bates (en Microsoft, pero procedente de Skype).
En cualquier caso, Nadella, si finalmente se hace con las riendas de la compañía, tendrá que darle un giro de 180 grados a la corporación. Microsoft quiere competir con Apple y Google en ámbitos ajenos a su negocio de siempre, el del software. Eso significa que tendrá que construir un entorno muy homogéneo de dispositivos (para ello ha comprado Nokia y ha lanzado su propia tableta, la Surface) y una oferta potente de servicios online y aplicaciones.