La Unión Europea (UE) y los EEUU se disponen a negociar un acuerdo de comercio bilateral en el que uno de los principales puntos será la reducción de los aranceles por importaciones y exportaciones. Barack Obama, presidente de los EEUU lo ha anunciado en su discurso del Estado de la Unión y será uno de los objetivos de su segundo mandato, que acaba de comenzar.
El acuerdo, si se alcanza, será determinante para muchas industrias, entre ellas la informática y de tecnologías, ya que el intercambio de bienes entre ambas regiones comerciales es creciente. España también se vería beneficiada: menores aranceles podrían significar márgenes más amplios para los distribuidores, por ejemplo.
En cualquier caso, alcanzar el acuerdo no será fácil. El acuerdo comercial entre EEUU y Europa se lleva persiguiendo desde hace décadas y no acaba de concretarse en nada, a pesar de que los intercambios comerciales entre las regiones opuestas del Atlántico Norte alcanzan los 440.000 millones de euros. Y se llega al billón si se consideran las inversiones cruzadas.
¿Cuáles son los probemas? En líneas generales, dos. El primero de ellos de tipo político: en la UE Alemania, Reino Unido y Francia tienen visiones dispares sobre cómo debe abordarse. Los británicos son defensores acérrimos del libre mercado y comercio, mientras que los franceses desconfían de todo aquello que pueda dañar sus sectores interiores, como el agrícola. El segundo es de tipo económico: las presiones de determinados sectores que competirán fuertemente entre sí, como el aeronáutico, que tiene a Boeing y la europea Airbus efrentados.