Los datos del último Informe del Observatorio de la Empresa Multinacional Española (OEME) del ICEX y ESADEson muy elocuentes: entre 2008 y 2009 la financiación de las filiales en el exterior a las empresas españolas sumó un total de 25.000 millones de euros, de lo que se desprende que las delegaciones en el extranjero están recuperando los niveles de rentabilidad en mayor medida que sus matrices.
Este dato, que supone el 2,5% del PIB español, pone de manifiesto que si tradicionalmente los flujos de financiación iban desde la casa matriz a las filiales y participadas en el exterior, a partir de 2008 destacan los fondos recibidos por las empresas matrices procedentes de sus filiales en el extranjero, a consecuencia de la restricción del crédito en España.
Asimismo, el OEME, tras evaluar a las 24 multinacionales españolas en el IBEX 35, revela que se ha reforzado el perfil internacional de forma que la facturación de las filiales de 18 de las 24 empresas supuso más del 50% de su cifra de negocio en 2011. De hecho, tres de cada cuatro empresas del IBEX facturaron más en sus filiales que en sus matrices. También se ha detectado un aumento de las operaciones greenfield o de nuevo establecimiento que han pasado en el caso de las filiales al 53% y en el de las adquisiciones al 47%.
El informe del OEME también señala que se han producido cambios en la localización geográfica de la posición inversora, destacando una fuerte apuesta por Asia donde del 0,5% en 2007, el continente pasó a suponer el 6,7% de la inversión extranjera directa (IED) en 2010.
La presencia inversora española en los quince países centrales de la UE sigue siendo hoy elevada, situándose en un 49% del total de la inversión extranjera directa (IED). Sin embargo, en los 11 países nuevos miembros, que entraron a formar parte de la Unión Europea en los años 2004-2007, la IED empezó a adquirir un nivel relevante a partir de 2005-2007, situándose en el 10,7% trianual.
En cuanto al Este, Sur y Sudeste de Asia, donde los flujos de IED han venido siendo minoritarios, la inversión aumentó sensiblemente hacia finales de la pasada década aunque se mantuvo muy minoritaria. Proporción similar a la registrada en el conjunto de países de Oriente Medio, Sur de Europa no comunitaria y conjunto de África, aunque, al final de 2010 se registró un leve aumento hasta situarse en el 6%. Por último, y en lo que se refiere a Latinoamérica, el comienzo de la década arrancó con una inversión del 55% del IED proporción que fue perdiendo hasta alcanzar, a finales de la misma el 31%.
