Los tiempos cambian y el fabricante de películas para cámaras fotográficas tradicionales por excelencia, Kodak, se ha visto en la obligación de adaptar su vasta infraestructura a las nuevas demandas del mercado. El crecimiento del negocio digital (en junio los ingresos de esta área superaron las ventas de la fotografía analógica) frente al descenso del peso del tradicional ha sido tal que la compañía, dirigida por el español Antonio Pérez a nivel mundial, ha tenido que actuar y poner en marcha el plan de reestructuración antes de lo previsto. Así, la caída de las películas fotográficas ha hecho insuficiente el despido contemplando el año pasado de 15.000 personas. Por esta razón, la directiva del fabricante ha decidido ampliar la horquilla a entre 22.500 y 25.000 trabajadores, puestos que afectarán sobre todo a las fábricas. Mediante esta medida, la compañía pretende reducir su infraestructura para el área tradicional a 1.000 millones de dólares frente a los 2.900 del pasado año.
Sin duda, el objetivo del fabricante es transformarse para mejorar su competitividad en el mercado digital y ser rentable, una reorganización que está previsto que concluya en 2007. Kodak espera obtener un crecimiento del 36% en esta faceta del negocio y facturar unos 325 millones de euros en 2005. Sin embargo, a nivel global y a pesar de que las ventas han crecido un 6%, el segundo trimestre ha supuesto una pérdida neta de 146 millones de dólares. “El decepcionante inicio de año deja claro que teníamos que hacer cambios y que había que hacerlos ya. Las ventas de los productos tradicionales de consumo están cayendo más rápido de lo previsto”, ha afirmado Pérez.
