Hace pocos días la comunidad Linux -conformada por miles de empresas y usuarios que utilizan este sistema operativo gratuito de libre modificación- clamaba ante la amenaza vertida por SCO de empezar a cobrar un canon o tasa en concepto de propiedad intelectual por el uso de Linux. La razón de tan sorprendente requerimiento -para muchos, una maniobra realizada por parte de SCO para potenciar su propio sistema operativo Unix- parece responder a lo que SCO ya ha definido como competencia desleal: la copia de porciones del código Unix en Linux.
La decisión de la compañía de denunciar a todos aquellos que utilicen Linux sin previo pago ya ha dado sus primeros coletazos. En este sentido, hace algunas semanas el fabricante americano emprendía acciones legales contra IBM por presunta competencia ilegal y robo de información confidencial. Concretamente, la compañía acusaba a la firma que dirige Sam Palmisano de violar la licencia de Unix, por copiar parte de su código en el de Linux, exigiéndole además una compensación de 1.000 millones de dólares.
La denuncia contra IBM ya ha sido tomada por la comunidad de linuxeros, que son los que mantienen y distribuyen el programa, como una provocación. Además, este colectivo, que niega la validez de las demandas de potestad de SCO sobre el sistema creado por Linus-Torvalds a principios de los noventa, maneja la suposición de que la compañía ha optado por demandar a IBM por ser una de “las empresas más grandes del sector”. En este punto, Jesús Vega, director general de SCO España, en declaraciones a EL PAIS, asegura que antes de dar el paso de denunciar a IBM ante los tribunales de Utah (EEUU) se intentó llegar a un acuerdo con el Gigante Azul, asimismo, niega que SCO haya elegido litigar con IBM por este motivo.
Sea como fuere, lo cierto es que desde SCO ya han comenzado a tomarse medidas para castigar a IBM. Concretamente, fuentes de la compañía han anunciado que se revocará la licencia AIX (el Unix de IBM) el próximo 13 de junio porque hay evidencias convincentes de que IBM ha violado la propiedad intelectual. “IBM podrá argüir que su licencia de Unix es perpetua e irrevocable, pero esas normas sólo se aplican a compañías que han respetado las normas de su licencia Unix y no han malversado el código fuente del Unix de SCO”.
En lo que respecta a la posición que la compañía mantendrá con el resto de usuarios de Linux, las cosas no están aún muy claras. Así, mientras que en un principio SCO informaba de que la denuncia atañería únicamente a IBM y que no se extendería a la comunidad Linux, la semana pasada la antigua Caldera sorprendía a todos al anunciar su deseo de suspender todas sus actividades relacionadas con Linux para centrarse más en su propio sistema operativo y en los servicios web. Como complemento a este anuncio, la compañía envió cartas a las 1.500 mayores firmas del mundo informándoles de que Linux se había convertido en una distribución no autorizada de Unix, y que por tanto, su utilización podría llevar a incurrir en un delito legal. No obstante, la compañía sí ha avanzado que seguirá dando soporte a los clientes actuales de SCO Linux y Caldera OpenLinux y que los mantendrá indemnes de cualquier aspecto relacionado con la propiedad intelectual.
El desconcierto que está provocando la campaña emprendida por SCO para la protección de los derechos de propiedad intelectual de Unix ha sido aprovechado por Microsoft en lo que para muchos es una maniobra para debilitar el pujante negocio del software libre. Al menos esto es lo que opinan algunos analistas que, tras la decisión de Microsoft de comprar a SCO la licencia de Unix, ven una doble intención en el comportamiento del fabricante. Así, y aunque desde la firma que dirige Bill Gates se ha afirmado que con este movimiento lo que se pretende es asegurar la compatibilidad entre Windows y Unix/Linux, algunas voces no pestañean al señalar que lo que verdaderamente pretende Microsoft es apoyar a SCO, sabedor del perjuicio que provocará el cobro del canon entre los usuarios de Linux.
Aunque aún es pronto para conocer cual es el verdadero papel que juega y jugará Microsoft en esta dura pugna, lo cierto es que el fabricante tendrá que mover ficha y demostrar su buena voluntad si no quiere que miles de personas se le echen encima por atacar indirectamente a la industria del software libre.