Se acabó lo que se daba. Tras dos trimestres consecutivos de optimismo y crecimiento, la confianza de los consumidores de todo el mundo se va al garete en septiembre y se sitúa en un índice global de 90. Por otra parte, la última edición del Índice Global de Confianza de los Consumidores de Nielsen también revela que la esperanza de los usuarios en una pronta recuperación económica en 2010 se desvanece en la mayor parte del mundo. Este pesimismo se refleja, sobre todo, en las perspectivas de empleo, en las finanzas personales y en la posibilidad de comprar las cosas que se desean y se necesitan durante los próximos meses.
Asimismo, para muchos consumidores el gasto en bienes no esenciales se ha vuelto más restringido en comparación con hace dos años. Así, este colectivo indica que cuenta con menos ingresos no habituales que nunca: el 27% de los estadounidenses, 19% de los europeos, 17% de los habitantes de Oriente Medio y África y el 16% de los latinoamericanos dicen que no les queda nada de dinero después de pagar sus gastos básicos para vivir.
Pero los resultados son aún más desoladores pues en la última oleada de la encuesta, realizada en septiembre de 2010, más de la mitad (56%) de los consumidores mundiales creen que estamos actualmente en recesión, y el 48% no cree que se saldrá de la crisis en los próximos 12 meses.
Índice de temas
Los españoles, más pesimistas
Con un índice de 65, España se sitúa en la zona más baja de confianza de los consumidores, 13 puntos menos que la media europea de 78, y 25 por debajo de la media mundial (90). Los españoles se sitúan a un nivel de confianza similar al de los franceses, que tienen un índice de 67; y los italianos, con 64; y muy superior al de los vecinos de Portugal, cuyo índice de confianza de 44 es el menor de todos los países incluidos en el estudio, incluso por encima de los 57 de Grecia.
En nuestro país, donde la confianza había remontado hasta 79 puntos en el primer trimestre de 2010, el índice volvió a caer hasta 69,4 en el segundo trimestre, y a 65 en el tercero, alcanzando el mínimo histórico desde que se realiza el estudio. Posiblemente la nota más positiva es que el descenso de 4,4 puntos en la última oleada es mucho menor que los 9,6 que había caído en el trimestre anterior.
De otro lado, los internautas creen también que el futuro laboral no presenta buenas perspectivas: un 42% piensa que en los próximos 12 meses no hay buenas posibilidades de trabajo, y el 41% las considera directamente malas; por un 13% que las ve buenas, y un 2% que las califica de excelentes. Son datos mucho más negativos que las medias mundiales y europeas. En todo el mundo, el 37% cree que las perspectivas laborales para los próximos 12 meses no son tan buenas y el 15% las considera malas; pero un 36% las ve buenas, y otro 7%, excelentes. Y en Europa, el 24% las ve malas; un 46%, no tan buenas; el 24%, buenas, y el 3% restante, excelentes.
La economía nos quita el sueño
La economía sigue siendo la principal preocupación de los españoles: el 37% dice que es lo que más le preocupa, seguida del 24% que señala el paro y la seguridad laboral; y el 20% que indica el aumento de las facturas de electricidad, gas y otras. Otro 12% dice estar inquieto por la subida de precios de los alimentos, el 11% señala las deudas, y el 3%, el incremento del precio del petróleo y los carburantes. Otras preocupaciones de los españoles que no están directamente relacionadas con la economía son la salud, citada por el 21%; la educación y el bienestar de los hijos, un 16%; el equilibrio entre la vida personal y el trabajo, un 8%; el terrorismo, un 6%; y el crimen la delincuencia, otro 6%.
Comparado con el segundo trimestre de este año, disminuye significativamente la preocupación por el paro y la seguridad laboral, del 37% al 24% citado; en 2 puntos la preocupación por la economía; mientras aumenta 6 puntos la preocupación por la subida de las facturas de la electricidad y el gas.
Igualmente, el 15% de los españoles participantes en el estudio señala que no le queda nada de dinero una vez cubiertas sus necesidades básicas para vivir, 4 puntos más que en el primer trimestre de este año. A los que les queda algo de dinero lo destinan prioritariamente a ahorrar, citado por el 41%, aunque son 5 puntos menos que en el segundo trimestre de este año. Un 37% dice que prefiere gastarlo en ocio fuera de casa, 6 puntos más que hace tres meses. El 30% señala que lo destina a vacaciones, 6 puntos menos que en el trimestre anterior, descenso lógico pues se había preguntado antes del verano. Un 26% cancelará deudas y préstamos; el 32% comprará ropa y vestidos, 9 puntos más que en el trimestre anterior; un 19% quiere hacer mejoras y decoración de la casa; el 16%, comprar novedades tecnológicas; el 11% piensa en fondos de pensiones, 4 puntos más que hace tres meses; y el 7% quiere invertir en la bolsa. En términos generales, parece que los españoles aumentan su intención de destinar ese dinero que les queda a comprar o hacer cosas que les apetece, y menos a ahorrar, aunque ya se ha señalado que crece el porcentaje de los que confiesan llegar a fin de mes sin nada una vez que han cubierto sus necesidades.
De hecho, un 25% de los españoles cree que es un buen momento para comprar cosas que desea o necesita, y el 2% lo ve excelente; pero el 46% opina que no es tan buen momento y otro 26% lo considera directamente malo. España se sitúa en este sentido algo por debajo de las medias europeas, donde el 31% cree que es un buen o excelente momento para comprar cosas; por el 6% que cree que es malo o no tan bueno. Y bastante lejos de la media global, pues en todo el mundo el 32% cree que es un buen momento para comprar, un 3% lo ve excelente, el 44% opina que no es tan bueno; y el 17% restante lo define como malo.
Cómo recortar gastos ante la crisis
El consumidor español reconoce que la crisis le ha hecho tomar medidas para gastar menos. Respecto al año pasado, las principales medidas de ahorro que señalan los participantes en el estudio son recortar gastos en ocio fuera de casa, comprar menos ropa nueva, cambiar a marcas más económicas, disminuir sus gastos en telefonía, intentar ahorrar en gas y electricidad, tomar menos vacaciones y más cortas, demorar la sustitución de los principales artículos del hogar, y también la compra de tecnologías más modernas, así como usar el automóvil con menos frecuencia. En cambio, dicen que no han reducido tanto sus gastos en ocio fuera del hogar, ni en fumar menos ni en bebidas alcohólicas, ni en lo posible eliminar las vacaciones anuales.
En este contexto, hay dos medidas de ahorro que los usuarios locales piensan mantener claramente cuando se acabe la crisis: reducir gastos en telefonía, y tratar de ahorrar en gas y electricidad. Y en menor medida, piensan también seguir comprando menos ropa nueva, comprar marcas de alimentos más baratas, utilizar el coche con menos frecuencia y gastar menos en ocio fuera de casa.
El paro y otras preocupaciones
Las cifras de desempleo en los Estados Unidos y el creciente número de desempleados en algunos mercados europeos tienen un efecto importante en los niveles de confianza en el tercer trimestre del 2010. El 74% de los norteamericanos y el 70% de los europeos describen sus perspectivas de empleo en los próximos 12 meses como malas o no tan buenas. Mientas que en EEUU el índice en los últimos dos años y medio promedian una puntuación de 83, una caída considerable comparada con el índice de 104 alcanzado entre 2005 y 2007, en el viejo continente las esperanzas de recuperación son cada vez más tenues. Cabe destacar también que en los países del norte de Europa Occidental muestran signos más positivos. La confianza de los consumidores asciende a 87 en Alemania, su nivel más alto desde el tercer trimestre de 2005; en Austria llega a 94, el mismo nivel del tercer trimestre de 2006; y Bélgica a 92, continuando su tendencia al alza que comenzó en el tercer trimestre de 2009. Y aunque Francia, con 67, sigue todavía muy por debajo de la media, mantiene un lento ascenso desde el final de 2009.
Finalmente, además de los temas económicos, muchos consumidores en Europa y Asia señalan otras preocupaciones como el aumento de los alimentos y los servicios básicos como el gas y la electricidad, que complican los ya limitados presupuestos familiares. En Europa, el incremento de las facturas de gas y electricidad se coloca como la preocupación número uno, por encima dela economía; y en Asia Pacífico uno de cada cinco consumidores están más preocupados por el aumento de los precios de alimentos: un aumento de 13 puntos respecto al trimestre anterior. Claro que la economía sigue siendo la mayor preocupación para el 27% de los norteamericanos.