Si 2021 va a ser recordado como un año histórico en términos del número de ciberataques registrados, 2022 no se va a quedar a la zaga. El informe Digital Trust Survey 2022, elaborado por PwC a partir de una encuesta con 3.602 responsables de ciberseguridad (CISOs), CEOs, y altos directivos de 66 países -141 españoles-, adelanta un nuevo incremento de los ciberataques a empresas en 2022: más del 50% de las compañías entrevistadas espera que aumenten por encima de los niveles récord de 2021. Una amenaza que se está viendo reflejada en sus presupuestos: el 69% de las compañías -el 70% en España- prevé aumentar sus inversiones en ciberseguridad, frente al 55% del año pasado, y un 26% -el mismo porcentaje en nuestro país-, espera que este incremento sea del 10% o esté, incluso, por encima.
Pero ¿cuáles son los ciberataques que más van a crecer en 2022? ¿De dónde vendrán y por dónde es más probable que entren en las empresas? Según el conjunto de los directivos participantes en el estudio, los ataques que más van a crecer el próximo año son los que tienen como objetivo los servicios en la nube y los ransomware -para 57% de entrevistados-, seguidos del malware descargado a través de las actualizaciones de software y los ataque al software de la cadena de suministro y al correo corporativo (56%). Los responsables de ciberseguridad españoles coinciden en señalar a las amenazas a los servicios en la nube como las que más se van a incrementar seguidas, en este caso, por los ataques a la cadena de suministro.
La puerta de entrada que más van a utilizar estos ciberdelincuentes serán el Internet de las Cosas, los móviles, los proveedores de servicios en la nube, la ingeniería social y los proveedores. Mientras que los tres principales protagonistas de estos ciberataques serán los cibercriminales, los hackers y activistas, los Estados nación.
Terceras partes, complejidad y datos
El informe pone un punto de atención especial sobre el conjunto de proveedores y terceras partes que intervienen en la operativa diaria de una compañía -los llamados third party providers, en inglés-. Y asegura que las empresas los podrían estar pasando por alto y que éstos estarían convirtiéndose en un punto ciego de entrada de los ciberataques. El 60% de los entrevistados reconoce no tener un conocimiento profundo de las brechas de seguridad asociadas con estas terceras partes y un 20% asegura tener poco o ninguno. En el caso de los encuestados en España, la situación es idéntica.
El documento concluye que las empresas se han vuelto demasiado complejas como para poder ser aseguradas en su totalidad como consecuencia del incremento exponencial de la conectividad y de la aceleración de la transformación digital en los últimos años. El 75% de encuestados afirma que sus empresas tienen un exceso de complejidad en su modelo operativo y en sus procesos que podría ser innecesario, lo que conlleva un incremento notable de los riesgos de ciberseguridad y de privacidad.
Las infraestructuras de datos de las empresas y las arquitecturas tecnológicas, con multitud de sistemas distintos, muchos de ellos heredados y difícilmente integrables, son algunos de los principales factores que más contribuyen a esta complejidad. Para los entrevistados, esta circunstancia se traduce en el día a día de las compañías, en pérdidas económicas, en una menor capacidad de innovación y en una menor capacidad de recuperación ante ciberataque o ante los fallos tecnológicos.
Finalmente, la edición 2022 del informe Digital Trust Survey resalta la importancia de los datos: el activo más codiciado por los ciberdelincuentes. Un riesgo que las compañías podría minimizar protegiendo los datos contra la manipulación y el robo. Sólo el 34% del conjunto de los participantes en el estudio -el 33% en España-, afirman haber implantado procesos formales de seguridad de los datos que incluyan su cifrado y su intercambio seguro y que determine cuáles son los que deben proteger y cuáles no.