Inteco, a través de su Observatorio de la Seguridad de la Información acaba de publicar los resultados de la última oleada del Estudio sobre la seguridad de la información y la e-confianza de los hogares españoles. Así, según los datos recabados por este organismo -correspondientes al segundo cuatrimestre de 2011-, nueve de cada diez internautas españoles utiliza redes sociales, ya sea de manera habitual (80,6%) o esporádica (9,5%). Y este 90% de la población que navega por la Red se compone de ciudadanos conscientes de la seguridad que protege su privacidad a la hora de determinar quién puede acceder a la información que publican en sus perfiles: un 50% permite el acceso exclusivamente a sus contactos y un 15% adicional sólo a alguno de los mismos. Por otra parte, un 20% dejaría entrar a sus amigos y los contactos de éstos. En definitiva, sólo un 10,5% tiene configurado su perfila de forma totalmente abierta. En 2008, este mismo indicador era del 43%.
La falta de privacidad y de intimidad, así como las suplantaciones de identidad son los aspectos negativos que caracterizan a las social networks. En el caso de los menores preocupa que su desconocimiento y buena fe pueda ser aprovechada para abusar de su confianza. En el 27,7% de los hogares participantes en el estudio vive un menor de hasta 16 años que utiliza Internet. El 8,7% de los padres encuestados indican que sus hijos han sido objeto de burlas, insultos o amenazas, lo que se denomina ciberbullying o acoso entre iguales a través de medios tecnológicos. En su vertiente activa (en este caso, es el menor quien lleva a cabo el acoso a otro niño) el porcentaje llega al 4,6%. Otro riesgo al que se enfrentan los menores es el acceso a contenidos de carácter inapropiado para su edad. Ya sean contenidos violentos (8%) o lesivos para la salud (relacionados con la anorexia y la bulimia fueron declarados por un 4,5% de los panelistas).
De otro lado y de forma correlativa al éxito de las redes sociales en España, éstas se están convirtiendo en un atractivo objetivo para los delincuentes, aprovechando el intercambio de la información (datos personales, enlaces, ficheros…) y utilizando engaños y malware. De esta manera, los atacantes roban las credenciales personales de usuarios para poder enviar desde esa cuentas códigos maliciosos a los contactos. Es más, un 5,6% de las personas entrevistadas declara haber sido víctima de suplantación de identidad en el periodo analizado.
Entrando en detalle, entre las incidencias de seguridad recabadas en los hogares españoles, es todavía más frecuente el alojamiento de código malicioso en los ordenadores. Por ejemplo, en el mes de agosto las auditorías remotas llevadas a cabo por el Instituto indican que uno de cada tres PC contenía algún tipo de malware activo de riesgo alto, siendo los troyanos los más frecuentes (47,4%).
Antivirus, principal herramienta de seguridad
El 92,2% de los ordenadores domésticos tiene instalado un antivirus. Sin embargo, Inteco recuerda que la protección contra el malware no debe limitarse al uso de esta herramienta. El desconocimiento de otros instrumentos, seguido de la percepción de que no son necesarios, son los principales motivos para no instalarlos. Es decir, hay una parte de la ciudadanía que experimenta una carencia objetiva de seguridad, pero que no es consciente de tener una necesidad.
Por otro lado, el informe desvela que las herramientas son necesarias pero no son suficientes. Resultan cruciales buenas prácticas como instalar actualizaciones periódicas de los programas y el sistema operativo, la utilización de los sistemas como usuario con permisos reducidos y unos hábitos de uso prudentes y responsables. En cualquier caso, los internautas se protegen en mayor medida con herramientas automáticas que con hábitos no automatizables. Los hábitos y herramientas no automatizables requieren de una constancia, conocimiento y disciplina a la hora de usarlas adecuadamente.
En este orden de cosas, la actualización de los antivirus (79,2%) y del sistema operativo (76,5%) seguidos de la instalación de cortafuegos (76,2%) son las medidas más utilizadas. Por otra parte, un 47,5% de los usuarios asegura emplear programas de bloqueo de banners o publicidad online, plugins para el navegador, que detectan y evitan que se muestre la publicidad de las web. Asimismo, un 35,4% usa programas de control parental y un 27,5% de los encuestados con hijos menores tiene previsto utilizarlos en los próximos tres meses.
Confianza en Internet y en la e-Administración
Al 52% de los encuestados, Internet les ofrece mucha o bastante confianza, mientras que apenas a un 7,7% de ciudadanos expresa tener poca, y un 1,1% dice no tener ninguna. En general, la preocupación por la seguridad no limita la utilización de nuevos servicios. Para el 42,5% de los ciudadanos la seguridad es un factor que supone una limitación media, y para el 24,6% constituye una limitación baja.
No obstante, en el caso de la realización de operaciones bancarias, a los internautas españoles les sigue inspirando más confianza operar en su banco de manera personal (hasta un 63,1%) que hacerlo online (41,7%) o a través del cajero automático (51,8%).
Además, después de los propios usuarios –un 73,6% afirma que la propagación de amenazas a través de Internet se debe a la poca cautela de los usuarios– la responsabilidad de la seguridad de Internet recae sobre todo en la Administración (26,1%), por encima de proveedores de servicios (23,5%) o los fabricantes de seguridad (14,5%). Así, un 84,5% está de acuerdo con que la Administración debe implicarse para mejorar este aspecto.
Finalmente, las demandas que los internautas tienen hacia la Administración son claras: un 30,5% de ciudadanos le pide a la Administración desarrollar y ofrecer herramientas de seguridad gratuitas. Además de herramientas, los ciudadanos piden al sector público “vigilar más de cerca lo que está ocurriendo en la Red” (16,9%) y actualizar la legislación para contemplar los nuevos delitos que ocurren en Internet (14,3%).
Inteco realizó durante los meses de mayo a agosto 3.743 encuestas a usuarios y 7.865 auditorías remotas online a ordenadores domésticos conectados a Internet.
