El otro día asistí a una velada de boxeo que, además de entretenida, me pareció todo un juego de espejos respecto al día a día del canal TI. En los combates participaban muchos jóvenes amateurs con ganas de comerse el mundo y hacerse un nombre en el complicado mundo del boxeo profesional. De los 16 combates que se celebraron, tan sólo hubo uno nulo y otro que se acabó antes de tiempo porque el sparring tuvo que tirar la toalla ante la incapacidad de su inexperto púgil de contener el despliegue de golpes de su rival. Pese a la juventud de est@s muchach@s, la mayoría desarrollaron combates tácticos, pequeñas batallas dirigidas a obtener un fin: convertirse en profesionales y empezar a labrarse un nombre en este desconocido, pero apasionante deporte.
Algunos destacaron por su capacidad para ser buenos zafadores esquivando todos los golpes posibles gracias a su buena forma física y buen juego de pies. A otros se les vio más agarratados y acobardados por el miedo escénico y la necesidad de cumplir con las estrictas normas que impone el reglamento pugilístico: Esto no va de pegarse hasta morir sino de demostrar quién es capaz de arrinconar a su rival en una carrera de fondo que exige mucha concentración e inteligencia. No valen los golpes bajos ni pegar a la cara, tampoco puedes abrazarte ni agarrar a tu rival, todo tiene que ser limpio y con un escrupuloso sentido del honor y respeto continuo por el contrincante.
En las peleas profesionales, los púgiles más experimentados demostraron que lo importante no sólo es pegar duro sino bien, con bella factura técnica y sabiendo reservar las fuerzas en un duelo que puede llegar a los doce asaltos. En el combate femenino profesional más atractivo de la noche, la joven aspirante pudo con su rival más experimentada y anterior campeona de España porque supo arriesgar y lo hizo con un aplomo sorprendente que descuadró a su rival. Sólo le faltó noquearla.
Esto no va de pegarse hasta morir sino de demostrar quién es capaz de arrinconar a su rival en una carrera de fondo que exige mucha concentración e inteligencia
El combate más espectacular fue el librado por una de las grandes promesas del boxeo nacional, Antonio Collado, que mantuvo el dominio gracias a una estrategia sabiamente calculada que no varió a pesar de los denostados intentos de su contrincante por llevarle a su terreno.
Toda esta reflexión sobre el boxeo se puede trasladar al mundo del canal TI donde desde hace años se baten el cobre grandes y pequeños rivales, luchadores multinacionales o locales que pugnan por un espacio cada vez más reducido. Las grandes enseñas arrinconan cada vez más a sus rivales locales que, pese a contar con el favor del público y jugar en casa, tienen menos recursos para enfrentarse a esas grandes maquinarias bien engrasadas.También pugnan por mantener su puesto aquellas firmas especializadas -muchas veces locales- que cuentan con otras bazas a su favor, como golpes ganadores o defensas muy bien armadas, frente a aquellos otros que utilizan la veteranía, experiencia y el buen fondo para conectar algún que otro golpe a los contrarios y mantenerse activos en el difícil y complicado campeonato del business as usual. Frente a ellos están surgiendo nuevas generaciones de partners que dedican mucho tiempo a entrenarse y coger experiencia para luego poder desplegar todo su conocimiento y sabiduría sobre el ring.
¿Quiénes ganarán? Seguramente los capaces de seguir arriesgando y que a la vez no tengan miedo a tomar decisiones difíciles en tiempos difíciles. Saber poner objeciones no supone tirar la toalla, sino estar dispuesto a reescribir unas reglas del juego que se han quedado obsoletas ante las nuevas condiciones que impone el nuevo club de la lucha.
