Las oficinas han cambiado mucho en la última década. Cada día, más empresas y negocios modifican sus métodos de trabajo y los adaptan a las nuevas tecnologías para conseguir mejores resultados. Ello también ha permitido que trabajar desde casa sea una opción factible y una forma de mejorar la flexibilidad de los trabajadores y de la propia empresa.
Las ventajas de trabajar desde casa son numerosas. El trabajador sufre menos estrés, cuenta con un horario más flexible, trabaja en un ambiente más amigable y puede pasar más tiempo con la familia. Además, se contamina menos ya que no hay necesidad de desplazarse y el tiempo que normalmente se invierte en el coche se convierte en productivo.
Pero también la empresa se beneficia, puesto que es una forma de trabajar más económica, al necesitar una menor infraestructura, y más productiva, ya que los empleados están más motivados. No en vano, empresas como Microsoft y Repsol ya avalan la productividad del teletrabajo.
La tecnología, sin duda, es la clave para que este tipo de trabajo funcione. De hecho, son numerosas las opciones disponibles en el mercado para comunicarse sin necesidad de compartir la oficina. Las videoconferencias o las reuniones en HD, por ejemplo, son muy útiles y cada vez hay más aplicaciones que facilitan el contacto colectivo en cuestión de minutos; la mayoría, además, gratuitas. Como ejemplo, Facebook, Skype o Google han sabido desarrollar interesantes fórmulas de videollamadas.
Los dispositivos electrónicos como los smartphones o las tablets también son muy útiles y funcionales porque permiten contactar con la empresa desde cualquier lugar y en cualquier momento. Y los dispositivos electrónicos para almacenar y compartir la información también son imprescindibles. Hoy en día, las principales tiendas de electrónica y material de oficina como Staples, ponen a disposición del empresario una amplia oferta de productos para equipar a su plantilla de cara al teletrabajo.
Pero no sólo se puede almacenar información. En servicios como “la nube” los usuarios pueden tanto compartir como editar documentos en tiempo real, como si estuvieran en la misma oficina y sin tener que llevarlos almacenados en las memorias de sus dispositivos.
Además, se han desarrollado aplicaciones que ayudan a organizar el trabajo desde casa y que actúan a modo de agendas, archivadores o calendarios. La app Evernote, por ejemplo, es una de las más completas y cuenta con varias versiones para adaptarse a todo tipo de usuarios y plataformas móviles. Es un excelente bloc de notas virtual en el que se puede guardar todo tipo de información conservando su formato original y sincronizándolo con el resto de dispositivos de la empresa.
La tecnología está en continua trasformación y eso conlleva que también cambien las empresas que se adaptan a ella. Trabajar desde casa ya no es ciencia ficción, sino que existen fórmulas económicas y sencillas para que sea posible y, sobre todo, productivo. Como siempre, la tecnología aporta los medios y las empresas deben ser capaces de aprovecharlos en su propio beneficio.
