El último informe de la BSA, el lobby de la industria que persigue la reproducción ilegal de programas, ha vuelto sacar los colores al sector informático español. El informe, que se publica cada dos años y que es de alcance mundial, asegura que en este país es ilegal el 45% de los programas instalados en ordenador, un punto más que en 2011. Si ese software indebidamente licenciado (casi siempre copiado o descargado sin coste alguno) se pasara a euros, nos saldrían 758 millones de euros que se han perdido por el camino. BSA asegura que la piratería se come más de 2.200 puestos de trabajo cualificados y 2.000 millones de euros del PIB español.
Mucho tejido empresarial se ve comprometido por su culpa. Y es que detrás de un Microsoft, un IBM o un Adobe, proveedores directamente perjudicados porque dejan de vender programas a los clientes y las tiendas que los copian, hay miles de medianas y pequeñas empresas repartidas por todo el país que integran este software en clientes de todo tipo, cobrando por ello horas de consultoría y formación y haciendo desarrollos a medida para mejorar el producto original. Es decir, un verdadero tejido industrial de miles de especialistas que la piratería pone contra las cuerdas. Además, se calcula que Hacienda deja de ingresar 375 millones de euros en impuestos por la copia ilegal de programas. Mal asunto en tiempos de recortes como los que vivimos.
Fernando Valderrama, portavoz de la oficina española de la BSA y director general de Presto, una pequeña empresa que desarrolla un programa para la gestión de costes en el sector de la construcción, ve clara la relación que hay entre la piratería y el tamaño del sector informático en España. “Nuestro sector informático es mucho más pequeño que el que nos correspondería por PIB”, asegura. Valderrama dice que en el top100 de las firmas de software europeas solo hay dos nacionales (Panda y Meta4), por las 19 de Francia, las 14 de Alemania o las 22 del Reino Unido. “De tener unos niveles de piratería equiparables a esos países, en ese top100 habría 8 o 10 empresas españolas”, señala Valderrama refiriéndose a un informe publicado por Truffle Capital.
Es verdad, pirateamos mucho menos que la mayoría de los países latinoamericanos (donde los niveles de copia oscilan entre el 70 y 80%) o de Europa del Este, pero en este punto seguimos a mucha distancia de las economías a las que nos gustaría parecernos. Además, España es uno de los escasos países grandes donde la copia ilegal ha subido en los últimos cinco años. El 45% de programas pirata que IDC detecta en España casi triplica el nivel de fraude de Estados Unidos y dobla el de Alemania, el Reino Unido o los países nórdicos. “Lo mas preocupante es que este índice crece de forma sostenida, lo que aumenta la distancia con respecto a los países desarrollados”, asegura Fernando Valderrama.
La piratería nos retrata. Una economía que no apueste por la innovación y que no respete el trabajo de sus ingenieros de software pagando religiosamente por las licencias será un país de segunda división a largo plazo, según todos los informes de organismos internacionales. Aunque estamos cansados de oír que de esta crisis saldremos con una apuesta decidida por la educación y el conocimiento, lo que pasa con el software es una muestra más de que el trabajo intelectual en España no se valora. Ese desdén por el trabajo (cualificado) de los demás también afecta al mundo de la música, del cine, del periodismo o de los libros, industrias claramente exportadoras y con un gran potencial de generación de riqueza. Y si no que se lo digan a los franceses o a los estadounidenses. “Además, no se trata de que no tengamos gente formada. Hace 20 años teníamos un sector de software profesional y de videojuegos potente, pero que ha quedado diezmado por la ilegalidad”, recuerda Valderrama.
Para justificar la piratería, hay quien dice que el software es muy caro (hay licencias de Adobe, una de las marcas más pirateadas, que cuestan miles de euros), y que es la crisis la que ha forzado a usuarios y a empresas a copiar programas. Sin embargo, los informes de IDC nos dicen que pirateamos ahora tanto como hace una década. Es decir, el índice siempre se ha movido en el entorno del cuarenta y pico por ciento. Ni en los tiempos de vacas gordas, cuando corría el crédito y el dinero a mares, cambió la tendencia. Además, gran parte de la piratería se hace en empresas a las que no costaría ni un par de años amortizar los programas instalados indebidamente. “Además, tenemos la seguridad de que ninguna bajada de precios puede competir con un precio cero”, proclama Fernando Valderrama.
El problema, pues, no está en el bolsillo. Hoy no hay razones económicas para piratear. Sobre todo cuando cualquier programa para PC se puede pagar más cómodamente como una suscripción mensual, y además hay disponible mucho freeware y software de código abierto alternativo. “Hoy en día hay alternativas asequibles como el software como servicio o las versiones low-cost”, argumenta el portavoz de BSA.
Con un índice de piratería que no baja ni a la de tres, por más que la BSA, la Policía o la Guardia Civil reciban cientos de denuncias y emprendan cada año igual número de registros, que en algunos casos acaban con fuertes multas e inclusos penas de cárcel, la cuestión es: ¿qué hacer?. “La solución debe ser casi un tema de Estado. No hay sociedad del conocimiento si la copia está bien vista. Necesitamos un rearme moral de la sociedad que debe empezar en las escuelas, pero el Gobierno debe también entender que esto es crucial para el empleo del país”. Valderrama pide al Ejecutivo que tome la iniciativa para reducir la piratería en España a niveles aceptables, y que no se preocupe si sus medidas son populares o impopulares entre los internautas. “Así pasó con las medidas de seguridad vial, que salieron adelante a pesar de la opinión en contra de las asociaciones de conductores. Y es que nos jugamos el futuro de toda la industria del conocimiento”. Asimismo, el portavoz de BSA dice que la asociación va a colaborar con el Ministerio de Industria “para la difusión de este tema en diferentes ámbitos”.
Piratería en Europa en 2013