La informática e Internet tienen sólo unas décadas. En comparación con otras industrias, el sector de las nuevas tecnologías es un niño, o, como mucho, un adolescente todavía imberbe. Por eso, por su corta edad, necesita de actos fundacionales o de padres a los que rendir tributo. En ese punto están ya Tim Berners-Lee, la persona que dio forma a la WWW, o Vinton Cerf, considerado el padre de Internet.
Y otro que va a estar a partir de ahora (si no lo estaba ya) en este pedestal es Raymond Tomlinson, nacido en 1941 en Nueva York y que ayer murió en su ciudad natal de un ataque al corazón. Y es que Tomlinson está considerado el inventor del correo electrónico, una herramienta que entre los 80 y los 90 cambiaría para siempre la forma de trabajar de medio mundo y haría que las sacas de correo en papel en las oficinas se convirtieran en un anacronismo.
Curiosamente, Tomlinson también fue el primero en darle un uso universal al signo de la arroba, con el objetivo de unir al usuario con el servidor de Internet en que se ubicaba su buzón. Tomlinson también creó los campos asunto (subject) y para (to), que hoy siguen dominando en cualquier gestor de correo. Tomlinson murió ayer, pero fue Vinton Cerf, su amigo, el encargado de difundir la noticia a través de su cuenta de Twitter.
Tomlinson pasó en sus años de formación por el reconocido Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y participó en los primeros experimentos, durante de la década de los 60, para comunicar entre ordenadores. Más tarde, trabajó en una de las firmas de investigación implicadas en el DARPA, el proyecto embrionario de Internet que era financiado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Tomlison ideó los comandos con los que se daban órdenes a las máquinas. Y en 1971 consiguió que varios ordenadores enviasen y recibiesen un mensaje según su sistema. Curiosamente, el primer e-mail no llevó ningún mensaje trascendente ni para la posteridad, sino la sucesión de la primera línea de teclas de un teclado corriente: QWERTYUIOP.
Hoy, el correo electrónico es para buena parte de los trabajadores del mundo casi como el aire que respiran. A pesar de que han surgido en los últimos años otras vías de comunicación, como la mensajería instantánea o las redes sociales, el buzón de correo sigue siendo la base del trabajo diario de cualquier oficinista, y de mucha gente en casa. Se calcula que durante el año pasado se enviaron más de 205.000 millones de correos electrónicos en todo el mundo, es decir, 6.500 cada segundo.
