Disfrutar de un escritorio regido por una pantalla LCD TFT de tamaño superior a las 15 pulgadas conlleva afrontar una cuantiosa inversión. Eso ocurre con esta aportación de LG, que posee un tamaño de 18,1 pulgadas, amén de una diagonal de 46 cm. Tiene una resolución de 1.280 x 1.024 y el ángulo de visión es de 160º tanto en horizontal como en vertical. La superficie visible es prácticamente la misma de la que presumen los monitores CRT de 19 pulgadas; sin embargo, su precio es considerablemente superior al de la mayor parte de los dispositivos que utilizan esta última tecnología. A pesar de todo, su coste es probablemente uno de los más razonables de cuantas soluciones similares hemos tenido ocasión de analizar. El acabado de esta Flatron es bueno, aunque sin duda inferior al de las opciones de fabricantes como Sony. En la parte posterior, conviven dos entradas de vídeo en formato D-Sub de 15 patillas y DVI-I (Digital Visual Interface) entre las que el usuario puede conmutar a su antojo. La amalgama de conectores se completa con dos imprescindibles puertos USB, junto a un útil concentrador.
Nuestras pruebas han revelado la solvencia de esta unidad a la hora de llevar a cabo la tarea para la que ha sido concebida. Destaca especialmente en apartados como el ajuste de la geometría, la resolución y una buena circuitería de enfoque que brinda la posibilidad de eliminar el ruido horizontal manipulando la fase desde el OSD. No obstante, adolece de un ajuste de la convergencia en dimensión vertical, que dista mucho de ser perfecta.
