La nube no es una tecnología en sí misma, sino más bien una forma de entregar esa tecnología a los clientes. La computación en la nube consiste precisamente en entregar por internet el almacenamiento, los servidores, las aplicaciones y otros elementos que una empresa o una institución pueden necesitar. La nube sustituye a los despliegues tradicionales, donde las empresas tenían los servidores y el resto del equipamiento tecnológico en sus propias instalaciones.
En este formato bajo demanda los clientes suelen pagar por consumo, de forma variable. En el modelo de computación en la nube (o cloud computing), los usuarios acceden a los recursos virtuales de computación, red y almacenamiento que están disponibles en línea a través de un proveedor remoto. Es lo que se conoce como proveedor de servicios en la nube.
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Los comienzos de la computación en la nube
Aunque la computación en la nube y la idea de conectar ordenadores en remoto tiene su origen más remoto en los años 60 y 70 del siglo pasado, se puede decir que fue en la segunda mitad de los años 90 cuando el concepto tal cual lo conocemos fue formulado.
El término de “nube” o “cloud” empezó a usarse para aludir primero a las redes telefónicas. Concretamente, la palabra “nube” fue empleada por primera vez dentro del entorno académico en 1997 por el profesor Ramnath Chellappa, quien lo definió como “un nuevo paradigma de computación”. Después, en 1999, la compañía Salesforce.com fue la primera en introducir el término “software como servicio”, entregando aplicaciones (en este caso un CRM) para empresas a través de un sitio web.
Tipos de servicios de computación en la nube
Hay tres tipos principales de computación en la nube. Ahora mismo, el más extendido es el del SaaS, pero los que más rápido crecen son IaaS y PaaS. Aquí los detallamos:
SaaS (Software as a Service)
El software como servicio (SaaS) es el que más negocio genera hasta el momento y el más popular entre los usuarios de tecnología. Se trata de ofrecer a los clientes una aplicación (un buzón de correo, un CRM o todo un ERP) sin necesidad de instalar nada en una máquina. A este tipo de soluciones se suele acceder a través de un navegador, lo que supone un entorno totalmente amigable.
Toda la tecnología que hace posible el SaaS está gestionada por el proveedor del servicio cloud: desde las aplicaciones a los servidores donde se ejecutan, pasando por las bases de datos, el middleware, los sistemas operativos o incluso las conexiones de red.
Infraestructura como servicio (IaaS)
La Infraestructura como servicio (Infrastructure-as-a-Service) tiene que ver con la capacidad de computación de elementos como servidores, cabinas de almacenamiento y sistemas de conectividad y seguridad. En otras palabras, es la capacidad de procesamiento informático que tradicionalmente ha ofrecido el hardware desplegado en las instalaciones de las compañías, y que ahora se ofrece en remoto, por un proveedor externo.
Plataforma como servicio (PaaS)
La plataforma como servicio es el hardware y el software que necesitan los desarrolladores de aplicaciones y diseñadores web para poner en marcha sus proyectos y sacar adelante sus programas. En este tipo de computación entran en escena los sistemas operativos, las bases de datos, el software de servidor, el soporte técnico, las propias herramientas de diseño y desarrollo, etc. Recurriendo al PaaS, los desarrolladores pueden centrarse en su trabajo de creación de software, y despreocuparse por invertir recursos en infraestructura física o tiempo en administrarla. Todas esas tareas secundarias son asumidas por el proveedor de servicio.
FaaS (Functions as a Service) o serverless architecture
Este tipo de servicio en la nube no es tan conocido. El FaaS, o funciones como servicio, también se conoce como serverless architecture. En este caso los servidores se utilizan como un elemento más de la infraestructura gracias a las ventajas de la computación en la nube. Conviene advertir que lo de serverless no significa renunciar al servidor. Sino que la ejecución de aplicaciones se realiza a través de contenedores efímeros. Es decir, que se crean en el momento, de manera que el desarrollador no se ha de preocupar de la gestión de la infraestructura sobre la que se ejecuta su función. La arquitectura serverless simplifica el ciclo de desarrollo y, por otro lado, favorece el desarrollo de arquitecturas basadas en microservicios. Los costes para el cliente solo llegan cuando se utiliza el servicio y se ejecuta la función, no antes ni después.
Tipos de nube
Los clientes no suelen optar por un modelo de nube puro, sino que mezclan los diferentes tipos que hay. Hoy existen varios tipos principales: nubes públicas y privadas, las nubes híbridas y las llamadas multiclouds.
Nubes públicas
En las nubes públicas la infraestructura la pone enteramente un proveedor externo a la compañía que consume los recursos. Los principales proveedores de nube pública son Amazon Web Services (AWS), Google Cloud, IBM Cloud y Microsoft Azure.
Nubes privadas
Las nubes privadas son entornos que ofrecen un servicio de computación que se ejecuta dentro de las propias instalaciones del cliente. Las empresas también diseñan sus propias nubes privadas en centros de datos de terceros.
Nubes híbridas
Las nubes híbridas mezclan entornos de nube pública y privada, o múltiples entornos de los dos tipos que pueden estar interconectados a través de redes LAN, WAN o VPN, o a través de API.
Multiclouds
Las multiclouds se dan cuando al menos dos proveedores de nube (pública o privada) confluyen en un cliente. Cada vez es más habitual que los clientes recurran a entornos multicloud para mejorar el rendimiento y la seguridad. Esto es así porque cogen lo mejor de cada proveedor de la nube.
Beneficios y desventajas de la computación en la nube
Los beneficios
Reducción de costes. En principio reduce costes, puesto se paga por lo que se usa. Además, no hay necesidad de instalar hardware o software, lo que también evita un gasto inicial alto en los proyectos.
Es escalable y flexible. La potencia de computación o la capacidad de almacenamiento se puede ir incrementando conforme aumentan las necesidades de los clientes. Y también se puede reducir si esas necesidades caen.
Actualizaciones automáticas. Las actualizaciones del software o de las soluciones en la nube son automáticas. Eso evita la necesidad de que el departamento TI de la empresa esté al tanto de poner al día esta infraestructura, y evita también que haya tecnología sin actualizar, y por tanto susceptible de ataques informáticos.
Omnipresencia. Los empleados pueden acceder a un recurso en la nube desde cualquier sitio y a cualquier hora. Casi siempre a través de un navegador web.
Sostenibilidad. Las compañías consumen en principio menos energía con la nube que si tuvieran centro de datos propio. Esto es importante en tiempos en que la huella de carbono va a ser un asunto crucial.
Rápida implantación. La nube es más fácil de implementar. No hay necesidad de instalar hardware y componentes, lo que agiliza la puesta en marcha de los proyectos.
Democratiza el uso de la tecnología. Con la nube, la pyme más pequeña puede acceder, pagando una tasa mensual, a soluciones potentes que hasta ahora solo estaban a mano de las grandes corporaciones.
Las desventajas
Lentitud. En caso de caer las comunicaciones o de ir lentas, el servicio en la nube se resiente o puede dejar incluso de estar operativo.
Seguridad. Se sacan datos de las empresas a emplazamientos remotos. Eso supone, para muchos, un problema de seguridad, aunque los proveedores de nube pública han dado muestras de que se toman en serio este aspecto.
Costes ocultos. En principio, la nube mejora la financiación de los clientes, que solo pagan una cuota por un servicio, que además pueden aumentar, bajar o cancelar cuando quieran. Pero muchos clientes pierden control de los servicios que suscriben en la nube y al final acaban pagando más de la cuenta.
No hay backup por defecto. Cuando se contrata un servicio de nube pública hay que contratar un servicio de respaldo de esa información. Los proveedores no suelen dar backup y, en caso de pérdida de los datos, es el cliente el que tiene que asumir las consecuencias.
Vendor locking. Cuando una empresa pone todos sus datos en los servidores de un proveedor de nube pública, puede acabar encadenándose. En muchos casos, es complicado migrar los datos de un proveedor a otro.
Jurisprudencia. Un contrato con un proveedor externo responde en última instancia a la legislación del país donde está la sede principal de ese proveedor. Conviene tenerlo en cuenta.
Modos de implementación
A la hora de implementar una solución informática de nube, hay diferentes modos de abordar los proyectos, dependiendo de dónde se encuentran los recursos:
Nube pública
Los recursos informáticos en este caso están enteramente en el cloud público. Y las aplicaciones se ejecutan totalmente en este entorno.
Solución híbrida
En este caso, hay recursos que residen en la nube pública y otros que están fuera. Es lo que se conoce como nube híbrida.
En las instalaciones
Es lo que se denomina “nube privada”. No aporta muchos de los beneficios que se le atribuyen a la nube, pero muchas empresas recurren a este modelo por su capacidad para ofrecer recursos dedicados. Es un modelo muy parecido al esquema tradicional on-premise, pero en este caso gana con la virtualización.
¿Cuáles son las funcionalidades de la nube?
El repertorio de funcionalidades de la nube es también casi infinito. Aquí van algunos ejemplos de lo que la nube permite:
- Acceder a recursos remotos desde cualquier sitio y a cualquier hora.
- Desplegar estrategias de negocio o marketing basadas en el análisis de datos.
- Facilita la administración y gestión de dispositivos móviles.
- Hace realidad el trabajo colaborativo y a distancia.
- Realiza copias de seguridad.
Usos y aplicaciones del cloud
A nivel de usuario doméstico
La nube tiene todo tipo de usos y aplicaciones. Sin ir más lejos, y a nivel de usuario doméstico, permite disfrutar de plataformas de televisión en streaming como Netflix, HBO o Rakuten. También permite acceder a herramientas ofimáticas y de productividad, como el correo electrónico (Outlook, Gmail, Microsoft 365, Google Workspace…), o discos duros virtuales como Onedrive o Google Drive. Todo está en la nube.
En el mundo de la empresa
Hoy la ofimática y las herramientas del puesto de trabajo ya están mayormente en la nube, como los mencionados Outlook o Gmail, pero también las herramientas de colaboración (como Teams o Slack) y las soluciones de gestión, desde el CRM al ERP, pasando por la gestión de nóminas o recursos humanos. Gran parte del software corporativa hoy se consume como un servicio gracias al SaaS.
Desarrollo de software
El desarrollo de aplicaciones cada vez más está en la nube, a través del llamado PaaS (platform-as-a-service). Y también la infraestructura (IaaS) de servidores, cabinas de almacenamiento o redes. En definitiva, los usos que se le pueden dar a la nube con casi infinitos, y van desde el simple compartir fotos y vídeos al análisis de datos para la predicción del negocio.