La guía práctica internacional para la gestión de los activos de fuentes, a la que se puede acceder mediante Internet (www.bsa.org), pretende informar de las implicaciones legales que conlleva utilizar ciertos tipos de fuentes. Además, proporciona una detallada información sobre la tipografía, incluyendo su historia y su impacto en la identidad de marca de las empresas. Muchas compañías desconocen que los diseños de fuentes y su software están catalogados como Propiedad Intelectual.
En ella, se explica que el empleo de muchas fuentes requiere de la obtención de las apropiadas licencias y que, intencionadamente o no, las empresas pueden incurrir en una infracción del copyright. Este hecho puede suponer serias sanciones, incluida la posibilidad de retirada del mercado de una línea de productos y perjuicios para la marca de la compañía.
BSA, en colaboración con sus empresas miembro especializadas en fuentes (Adobe, Imaging y Monotype), ha desarrollado este manual disponible en nueve idiomas para proteger a las empresas de este tipo de situaciones.
Luis Frutos, presidente del Comité Español de BSA, asegura que las empresas no son deshonestas en general y que la ignorancia o la pobre gestión de sus fuentes son las razones por las que, a menudo, se cae fuera de la ley.