El juego toma las riendas de su antecesor Call of Duty 4, aunque esta nueva entrega está doblando las ventas de su predecesor. El juego se centra en el conflicto, por un lado, entre rusos y alemanes y, por otro, en la lucha en el Pacífico contra la política del emperador Hirohito. Hay que distinguir entre la historia individual y las opciones cooperativas y de multijugador desde el principio.
En primer lugar, la campaña individual cuenta con unos niveles gráficos cuidados, basado en el motor gráfico de la anterior entrega. Las misiones se caracterizan por una gran diversidad. Pasaremos de estar manejando un tanque ruso a acribillar los zeros japoneses. El juego se desarrolla en la mayoría de los casos en escenarios muy amplios y los enemigos cuentan con una inteligencia artificial mejorada, organizando trampas, escondiéndose en árboles o parapetándose.
El gran aliciente de este juego, tal y como ocurrió con el 4, es su multijugador, adictivo como pocos. Escenarios muy cuidados a nivel de detalle y de grandes dimensiones en algunos casos. En esta ocasión habrá disponible tanques sobre los que montarse y recorrer el escenario en busca de algunos despistados. La novedad del multijugador es el aumento de niveles, si en el Call of Duty 4 se podía llegar hasta el 55 antes de iniciar los prestigios, ahora el máximo es 65.
Mención aparte merecen las armas. Armas de la época que no responden perfectamente a la física real, pero se acercan bastante. Desde fusiles de cerrojo a armas semiautomáticas, pasando por escopetas de dos cañones. En esta ocasión, tendremos a nuestra disposición el lanzallamas (en dos misiones de campaña individual y tras alcanzar el nivel 65 en multijugador).
