Hace un par de meses Steria, consultora especializada en servicios de TI, realizó una encuesta a los 10 bancos y entidades financieras más importantes (por ingresos) de 22 países europeos (en total 220 compañías consultadas). La intención de este estudio, titulado “Delitos de cuello blanco en la industria financiera” era averiguar la eficiencia que tienen las actividades antifraude.
Según los resultados obtenidos, el 76% de las compañías consultadas prevé un incremento del riesgo de fraude bancario durante los próximos años, 16% de las cuales estiman que habrá un “fuerte aumento”. Tan sólo un 18% hablan de un estancamiento y un 6% de decrecimiento.
Así las cosas, para hacer frente al mismo, los encuestados consideran que los mayores retos residirán en el ámbito de las TIC y en determinadas áreas muy asociadas por su naturaleza al fraude. No obstante, las medidas adoptadas para prevenir esta situación varían mucho de país a país. Los alemanes, por ejemplo, centran su vigilancia contra el fraude en el tráfico de información privilegiada y la manipulación del mercado (71%) mientras que otras naciones europeas ponen el acento en medidas de previsión en las áreas de operaciones de pago (92%).
Por otra parte, los bancos y proveedores de servicios financieros no sólo temen los daños económicos sino también la pérdida de reputación en caso de éxito en el acto delictivo. Esta razón explica que las entidades recurran a métodos de lucha contra el fraude para garantizar su seguridad. Para ello, los enfoques más efectivos, según la encuesta, son la separación de funciones (72%), el principio de doble autorización (68%) y la introducción de la auditoría interna (65%).
Otro de los datos obtenidos fue que tres cuartas partes de las instituciones declaran que emplean soluciones de TI para el seguimiento de sus transacciones.