Desde que comenzó a conocerse la tecnología de impresión 3D, allá por los años 80, hasta ahora cuando se extiende la adopción y funcionalidades de estos periféricos, ya se han vendido más de medio millón de impresoras de estas características en el mercado mundial. Cerca del 85% de estas máquinas pertenecen a la categoría de equipos de gama baja que tienen un precio medio de 1.451 dólares. El 15% restante corresponde a productos de mayores funcionalidades con precios medios de entre 25.000 y 2 millones de dólares.
Según explica Chris Connery, vicepresidente de análisis global en Context, aunque el crecimiento de esta industria ha sido espectacular en los últimos años, comienzan a observarse ciertos síntomas de cansancio sobre todo en las áreas del mercado profesional más maduras. En la primera mitad del año se han comercializado menos impresoras de gama alta que en el primer semestre del pasado año (-1%), en contraste con la progresión del 29% experimentada entre 2013 y 2014.
Incluso entre los modelos dirigidos al mercado personal de sobremesa, que experimentó un avance del 61% en el primer trimestre del pasado año, también se está produciendo una importante ralentización de las ventas. Los propios fabricantes están sufriendo considerablemente este descenso de las ventas en el tercer trimestre del año. Es el caso de Statasys y 3D Systems que están experimentando una caída importante en el tercer trimestre del -18% y el -9%, respectivamente.
Otros fabricantes tradicionales del mundo de la impresión con Canon, Ricoh y HP han comenzado a probar suerte en este mercado y comienzan a hacer tímidas incursiones en este negocio. A pesar del descenso, Context predice que este mercado alcanzará el millón de unidades en 2017.