La semana pasada, la secretaria de Estado de Educación y Formación Profesional, Eva Almunia, aseguraba durante la firma de un convenio con Microsoft que el programa Escuela 2.0 pondrá en la mesa de cada uno de los 400.000 alumnos de 5º de Primaria del país un ordenador portátil antes del 1 de mayo. La responsable del Ministerio aseguraba que los posibles retrasos en algunas comunidades autónomas siempre serían debidos a problemas técnicos, y no políticos. Almunia quitaba hierro a la velada oposición que las comunidades del Partido Popular están ejerciendo para retrasar la implantación de Escuela 2.0.
Pero la realidad es tozuda. Según publica hoy el diario El País, la Comunidad Valenciana, gobernada por el PP, ha anunciado que no repartirá los 50.000 portátiles que le tocan a sus alumnos, entre otros motivos porque el uso de pantallas tan pequeñas (los equipos que se están sirviendo tienen 10 pulgadas) favorece la miopía. “El ordenador de Zapatero puede provocar la miopización de muchos niños”, aseguró el consejero de Educación valenciano, Alejandro Font de Mora, mientras mostraba un Toshiba NB 200 de 10 pulgadas.
Además, el consejero rechazó el plan porque su financiación no incluye los gastos de instalación y mantenimiento. Font de Mora argumentó que los 125 euros por ordenador que pone el Gobierno “no suponen el 50% del coste real”. Escuela 2.0 está dotado con 200 millones de euros en total y es financiado, a partes iguales, por el Gobierno central y las comunidades autónomas. Al Gobierno valenciano le tocaría pagar por la implantación de estas tecnologías en el aula 11,2 millones de euros.
Según El País, el Ministerio de Educación asegura, en una carta dirigida al consejero valenciano, que “la ausencia de avances mínimos en este proceso [de negociación] debe entenderse, a estas alturas del año, como una manifestación de la decisión de esta consejería de no participar este año en Escuela 2.0”.