El año no ha empezado con buen pie para Intel. El fabricante de procesadores ha visto como el valor de sus acciones caían el pasado viernes un 9% en Wall Street después de que la firma inversora JP Morgan aconsejase cautela en la fijación del precio de sus valores (durante toda la semana perdió un 14%). En una nota, JP Morgan explica que esta recomendación se produce por la ralentización en los pedidos de procesadores por parte de los fabricantes de ordenadores, fundamentalmente en el mercado europeo, que representa un cuarto de la venta mundial de PC. Para la consultora económica, la prueba se encuentra en las previsiones a la baja en sus ventas que han comunicado compañías como Dixons y Acer para el ejercicio actual.
Y es que el grupo Dixons rebajó la pasada semana su previsión de ventas entre 30 y 37 millones de euros para el año 2008. La causa hay que buscarla en el mal comportamiento (sobre todo en Reino Unido, Italia y España) que ha tenido la compañía durante las 11 semanas previas al 29 de diciembre de 2007, en plena campaña de Navidad, durante la que el gigante del retail obtiene la mitad de su facturación anual. El hecho es que en ese periodo las ventas de la compañía (sin contar las realizadas en las tiendas de nueva apertura en el presente ejercicio) han descendido un 1%, mientras que en las mismas fechas de 2006 aumentaron un 4%. Así las cosas, DSGi ha visto como se esfumaban las esperanzas que había depositado en la campaña navideña, sobre todo porque los ingresos de su división de informática cayeron un 11%.
Por su parte, la bajada en el precio de las acciones de Intel tuvo un efecto negativo en el resto de valores tecnológicos de la bolsa estadounidense, ya que compañías como Dell, HP, Apple, Motorola, IBM, Microsoft y Google se vieron afectados y sufrieron descensos en sus cotizaciones.