Por Creu Ibáñez.
El negocio del libro electrónico todavía no es uno de los grandes protagonistas en el mercado de ventas, pero sí en el mercado de las expectativas. Es un negocio en plena expansión, en el que todo está por hacer, y más en España, un país con fuerte arraigo editorial en el que no se ha encontrado un punto de conexión entre la cultura tradicional y la boyante electrónica, como prueba la ausencia de editoriales digitales o representantes de los nuevos libros electrónicos en la última edición de la Feria del Libro de Madrid, celebrada en la primera quincena de junio. Ante las críticas la organización se escudó en que no se presentó ninguna solicitud formal, pero entre bambalinas, editoriales digitales como Luarna aseguran que ni siquiera se les dio la opción de presentar una solicitud. Sin embargo, el verano de 2009 ha marcado un antes y un después en el sector. Además de los dispositivos de Grammata, denominados Papyre, ahora ya se pueden adquirir en los lineales de las principales grandes superficies el Inves-book, el libro electrónico de El Corte Inglés, y el Cool-er, diseñado por la compañía inglesa Interead y distribuido en España por la editorial digital Luarna. Sin embargo aún se está haciendo de rogar el Reader de Sony, que sigue sin fecha definitiva de lanzamiento en España por la falta de contenidos en lengua española, por lo que “en estos momentos no es posible garantizar una buena experiencia de uso del dispositivo a causa de la reducida cantidad de contenidos en español”, explica Jorge Gallego, responsable de marketing de Sony Reader en España. En su opinión, “ahora el comprador del producto se encuentra que, una vez lo ha adquirido, no puede utilizarlo para leer las últimas obras de sus autores preferidos, por lo que el libro electrónico no puede ofrecer lo mismo, a nivel de contenidos, que ofrece el papel”, incide el responsable de la multinacional. No obstante, hay tiendas online que ya tienen a la venta alguno modelo de Sony.
En este sentido, Antonio Quirós, consejero delegado de Luarna, editorial cien por cien digital y que ahora también se encarga de la venta del dispositivo Cool-er, afirma que, pese a ser una competencia directa, la no entrada de un fabricante de la talla de Sony en el mercado español no es bueno para el sector. “Están retrasando la entrada del Reader en España, porque en un principio parecía que saldría el pasado mes de marzo, pero aún siguen dudando”, lamenta Quirós, quien advierte que “por sus capacidades de difusión es necesario que empresas como Sony, por un lado, o como Planeta, por el otro, entren en el negocio”.
Para Michèle Chevallier, directora de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), las nuevas generaciones se manejan en un entorno digital con total naturalidad y soltura y, aunque afirma que es “difícil hacer predicciones”, augura que la inserción del libro digital en la sociedad “se va a producir de manera progresiva y cohabitará con el papel, pero aún queda mucho camino por recorrer tanto en el formato y el avance tecnológico de los reader como en el coste de comercialización o la adaptación a esta nueva forma de leer”.
Contenidos en castellano
Pese a ello, los fabricantes tienen una preocupación común: La escasez de contenidos digitales en castellano. “Hay poco y, además, no demasiados interesante”, afirma el responsable de la editorial digital Luarna, que matiza que “hay centenares de libros gratuitos, pero son de bajo perfil. También están los de la Biblioteca Virtual Miguel Cervantes. En total, según sus cálculos, hay unos 10.000 títulos, pero la mayoría no son literatura, sino más ensayos y profesionales. Además también hay que restar de esta cantidad los que no han sido maquetados para un reader de 6 pulgadas, sino que se han reducido de un PDF Din-A4, por lo que quedan pocos: unos 1.000 o 2.000”. En su opinión, a pesar de la posible apuesta de Google de digitalizar sus fondos, “lo importante es el esfuerzo que hagan las editoriales” con sus novedades de autores de renombre, porque, señala Quirós, “las editoriales digitales como Luarna nos dedicamos a publicar a autores noveles, promesas literarias”. De hecho, este año editarán unas 200 nuevas obras. Por ello, critica que la grandes editoriales, a su juicio, “están jugando a retener el mercado”, sin embargo, confía en que a medio plazo “alguna de las grandes se arriesgue de verdad y decida coger su fondo editorial y sacarlo en digital. Por el momento, Planeta ha anunciado que la nueva novela del autor de El Código Da Vinci de Dan Brown, titulada El símbolo pérdido, se va a publicar también en digital. “Pero sólo es un libro”, lamenta Antonio Quirós.
En este sentido, Michèle Chevallier, de Cegal, afirma que algunas editoriales ya han empezado a vender formato digital, aunque reconoce que todavía son un número muy poco representativo. “La mayoría ha hecho alguna prueba con algunos títulos, pero la digitalización de fondos editoriales enteros es muy costosa y lo normal es que se realice con las nuevas ediciones”, destaca la directora de la confederación de libreros.
Por su parte, Magdalena Vinent, directora del Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro) y presidenta de la Federación Internacional de Entidades de Gestión de Derechos de Reproducción, no cree que la causa de que este negocio no explote definitivamente sea la falta de contenidos en castellano. “El mercado del libro es muy grande y lo que se edita es mucho, hay que pensar que la literatura propiamente dicha supone un 20% de todo lo que se edita y el resto son libros profesionales y académicos, y en estos últimos hay sectores como el legal que edita únicamente en digital”, explica la directora de Cedro. Así, asegura que en la literatura propiamente dicha la edición digital llegará en breve, para que cada usuario elija en qué soporte quiere leer.
Por ello, Vinent cree que la demora del auge del libro electrónico en España se justifica por el pequeño volumen de negocio que mueve, incluso en Estados Unidos, “lo que hace que las cosas vayan más despacio”. No obstante, afirma que la industria editorial española es de las más avanzadas del mundo y asegura que en este negocio “también va a estar a la cabeza, en cuanto el mercado se aclare un poquito”. En su opinión, “los dispositivos están muy perfeccionados aunque son manifiestamente mejorables”.
Aumento de dispositivos
Por otra parte, el responsable de la editorial Luarna se muestra convencido de que en los próximos tres meses “la venta de dispositivos se va a disparar porque está apostando todo el mundo muy fuerte por ello”. De hecho, esta editorial digital acaba de sacar al mercado el dispositivo Cool-er, diseñado por la británica Interead y del que espera vender entre el mes septiembre y la campaña de Navidad unos 10.000 unidades tanto a través de su web como en grandes superficies como Alcampo, PC City, Fnac, El Corte Inglés. Para ello trabaja con Diode. Con este mayorista también trabaja la granadina Grammata, cuyo dispositivo Papyre ha sobrepasado sus expectativas para 2009. Juan González de la Cámara, fundador y director general de esta compañía, señala que en 2008 vendieron 4.500 Papyre y en 2009 sus previsiones eran vender 20.000 dispositivos, algo que en septiembre ya estaba a punto de superar, por lo que su objetivo, incluyendo la esperada campaña de diciembre es vender un total de 45.000 Papyre en todo el año.Sin embargo, Antonio Quirós insiste en que si el tema en editorial no va en paralelo a este incremento de ventas de dispositivos y las grandes editoriales no digitalizan poco a poco sus fondos “se puede empezar a fomentar la piratería”. En este sentido, González de la Cámara, de Grammata, destaca que los libros que hay en la Red son, principalmente, de “gente que escanea y los pone accesibles”. Por ejemplo, de la lista de los más vendidos de El Corte Inglés hay 18 accesibles en Internet, desvela. Por último, Karina Riera, directora división distribución de Diode, destaca la “curiosidad” que se están despertando en el mundo TIC en torno a este nuevo gadget. De hecho, subraya que se está creando “una demanda muy importante en el sector de la educación, donde se está pensando en migrar del formato del libro tradicional al formato electrónico”. Esto, en opinión de Riera, “aportaría unos contenidos casi infinitos a un coste razonable para este sector”.
Al respecto, Michèle Chevallier, de Cegal, matiza que las editoriales llevan mucho tiempo trabajando con contenidos digitales, pero, asegura, “una cosa es crear información adicional para profesores y alumnos y otra muy distinta es digitalizar todos los libros de texto”. Chevallier advierte de que esto supondrá “un cambio muy profundo en el conjunto del negocio de las editoriales y en la forma de trabajar” y subraya que el trabajo de digitalización de libros de texto tiene que hacerse adecuadamente. “No se puede reducir a un mero escaneo de los textos actualmente disponibles”, apostilla.
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