Por Juan Ignacio Cabrera (Monte Carlo)
Santa Bárbara es un histórico del canal español que está pasando lo peor de la crisis con cierta holgura. Si el negocio informático, según consultoras y patronales, ha caído en 2009 casi un 10% en términos de facturación, el mayorista de Cornellà logró el pasado ejercicio mantener su nivel de actividad, vendiendo tecnología por valor de 64 millones de euros, prácticamente lo mismo que en 2008.
Ricardo Rivière, su director general, recordó también, en el transcurso de Distree XXL, que se celebra estos días en el Principado, el reciente traslado a una nave más grande, con capacidad para unos 900 palets, lo que le permite ahora no depender de almacenes externos, como ocurría en el pasado.
La actividad de Santa Bárbara hasta hoy ha girado en torno a la comercialización de media docena de marcas muy específicas y que no se hacían la competencia entre ellas: Tomtom, Kingston, Kodak, Siemens Gigaset, Iomega, Creative y Plantronics. Aunque el objetivo de Rivière es mantener sólo un fabricante por categoría de producto, y siempre con contrato directo, uno de sus propósitos a corto plazo es ampliar este reducido catálogo y empezar a vender portátiles. “No sé muy bien con qué fabricante firmaremos. Por supuesto precisamos una marca de prestigio que aporte valor, volumen, un margen aceptable e interés en reforzar su negocio con alguien activo y prescriptor como nosotros”, aseguraba.
De acuerdo con Rivière, que comanda un equipo de 36 personas, este movimiento debería ayudar al mayorista a estrechar lazos con sus clientes actuales, que para adquirir mucho producto informático tienen que acudir a la competencia, y ganar otros con los que tuvieron trato en el pasado. De cualquier manera, la base de clientes en retail de Santa Bárbara es bastante amplia y en ella están prácticamente todos los grandes nombres del mercado español.