Los beneficios que las tecnologías de la información pueden traer a la gestión del medio ambiente son muchos. Un ejemplo plausible es el de la Instalación Científica y Tecnológica Singular (ICTS), el centro desde el que el equipo de biólogos y cuidadores de la Reserva de Doñana controlan el estado de las aguas y los terrenos del parque, así como los movimientos de la fauna que, en algún momento del año, pasa por la espectacular desembocadura del río Guadalquivir. Y es que, desde hace dos años, el integrador Satec trabaja para automatizar todos los sistemas de captura de datos en el mayor humedal de Europa. En concreto, Satec ha dotado al ICTS de sistemas, aplicativo y toda una red de comunicaciones que permiten captar y procesar en tiempo real una cantidad ingente de información referente a los procesos biológicos que tienen lugar en el extenso parque andaluz, que abarca una superficie de 50.000 hectáreas o 500 kilómetros cuadrados.
“Con estos sistemas se podía haber minizado en su momento el efecto de los vertidos tóxicos de la mina de Aznalcollar”, señala Gustavo Sánchez, el jefe del proyecto en Satec. En el extremo de esta infraestructura, que incorpora tecnología inalámbrica, óptica e incluso PLC, Satec ha desplegado hasta 300 sensores, como sondas, caudalímetros, radares y cámaras de vídeo, que vigilan cualquier movimiento o incidencia. Estos sensores están conectados a unas estaciones base que, a su vez, pasan la información a la central del parque, donde es procesada gracias a Bio-Logic, una aplicación creada por la propia Satec en su momento para la Agencia Estatal de Meteorología, pero que luego ha sido mejorada para garantizar el entendimiento con dispositivos de hasta 20 proveedores diferentes (ver cuadro adjunto) y dar cabida a datos muy heterogéneos. Así, desde su lugar de trabajo, los biólogos de Doñana pueden conocer aspectos como la temperatura, la humedad relativa, la presión atmosférica, la dirección del viento, la calidad del aire y del agua o los hábitos de la flora y la fauna.
Datec ha desplegado unidades móviles que permiten incluso la observación durante las 24 horas del día de especies como el lince ibérico, en peligro de extinción. Además de ordenar la información y desplegarla en Internet (los resultados están accesibles para el personal de la Reserva, pero también para público en general a través de una página web), Bio-Logic da la posibilidad de gestionar el ciclo de vida del equipamiento desplegado.
Problemas de logística.
Gustavo Sánchez, que ha dirigido al equipo de cinco personas de Satec encargado de llevar toda la tecnología al Parque Nacional, explica las dificultades que han tenido: “Ha sido muy complicado desplegar una red de estas características en un entorno como el de Doñana, que debía ser afectado lo menos posible. Además, hemos tenido que adaptarnos a la forma de trabajar de los científicos y hemos tenido que diseñar estructuras metálicas y móviles para la ocasión, por no hablar de los innumerables problemas de electrónica que supone juntar tantos dispositivos diferentes”. Asimismo, Satec tuvo que afrontar una logística complicada que a veces suponía llegar a los sitios en barca o a caballo.
La inversión que ha tenido el proyecto, que ha sido financiado con fondos públicos, ha ascendido a algo más de un millón y medio de euros, que se han gastado entre 2006 y 2008. No obstante, Gustavo Sánchez adelanta que no va a acabar aquí la cosa, y ahora están integrando un sistema para el anillamiento de aves y está prevista la implantación de otro para frenar la caza furtiva en el parque. Asimismo, el responsable del proyecto reconoce que para tener un sistema con una cobertura aceptable de Doñana habría que invertir en los próximos años entre 3 y 4 millones de euros adicionales, “aunque todo ello queda supeditado a la evolución de la crisis”. Además, recuerda que el mantenimiento anual de la infraestructura actual tiene un coste adicional aproximado de 200.000 euros.
