El martes comenzó uno de los litigios más importantes de la historia contra una gran tecnológica. En este caso, Alphabet y concretamente su motor de búsquedas, Google, que se ha convertido en fuente de ingresos multimillonaria para la compañía gracias a su posición monopolística. Y eso precisamente es lo que quieren dirimir los jueces estadounidenses que representan a varios estados de la unión en este macroproceso contra la corporación comandada por Sundar Pichai: si la firma utilizó argucias ilegales para ganar penetración y alcanzar el dominio casi universal sobre el resto de competidores.
Otra demanda paralela acusa a Google de ejercer presuntamente un control monopolístico del mercado de la publicidad digital auspiciada por el mencionado control en los servicios de búsqueda
Según desarrolla el texto de la denuncia, a través de estas prácticas “deshonestas” Google ha conseguido incrementar su ámbito de influencia y ya supone el 90% de todas las consultas de motores de búsqueda generales en los Estados Unidos y cerca del 91% por ciento de las consultas a nivel internacional, según la empresa de análisis de datos SimilarWeb.
Google está acusada de dominar las búsquedas en internet mediante acuerdos anticompetitivos que han supuesto ofrecer “mordidas” de millones de dólares a proveedores de servicios, desarrolladores y fabricantes de dispositivos. A través de estos acuerdos, Alphabet garantizaba que el motor de búsqueda ocupase una posición destacada como primera preferencia de los usuarios de móviles, tabletas y PCs de todas las marcas implicadas.
¿Qué piden a Google? Los jueces solicitan que Google cese en sus supuestas prácticas ilícitas de abuso de posición dominante y que adopten las medidas oportunas para reparar el daño ocasionado a las firmas competidoras afectadas.
En un comunicado publicado por la compañía bajo el título de que la gente usa Google porque es útil, la firma sostiene que los acuerdos de distribución de búsquedas reflejan las elecciones de navegadores y fabricantes de dispositivos basadas en la calidad de sus servicios y las preferencias de los consumidores. “La gente no utiliza Google porque tenga que hacerlo, sino porque quiere”.
Este juicio viene precedido por los tres grandes litigios de la UE contra Google que implicaron unas multas superiores a los 8.000 millones de euros. Otro precedente es el litigio contra Microsoft en Estados Unidos y que estuvo a punto de producir la segregación de la compañía.
