IDC predice que en 2025 habrá 55.700 millones de dispositivos conectados en el mundo. Esta cifra está creciendo rápidamente y genera volúmenes de datos nunca vistos anteriormente que, junto con nuestra capacidad para gestionarlos, tiene un impacto enorme en nuestro día a día. Estas innovaciones unen partes de nuestra vida que antes se mantenían aisladas entre sí. Pero el IoT lleva transformando la forma en la que trabajamos desde hace años, facilitando que nos conectemos a una red desde nuestro hogar, enviar e-mails en desplazamiento y, desde la llegada de las impresoras multifunción, conectarnos a cualquier impresora que integre funcionalidades IoT a nivel global.
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Conectividad en los escenarios más insospechados
El acceso a aplicaciones y a datos mediante múltiples redes, tanto fiables como no fiables, implica que la información se expanda fuera de la seguridad del entorno de la oficina, y más ahora cuando la modalidad de trabajo se acerca más a una en remoto que a una presencial. Se estima que, actualmente, más del 50% de todas las actividades corporativas en red proviene de dispositivos móviles, una cifra que se espera que crezca y que supondrá enormes retos.
Sin embargo, estas amenazas no se encuentran únicamente en los dispositivos externos a la oficina, incluso los situados físicamente en ella están sujetos a riesgos. Las impresoras no suelen venir a la mente cuando hablamos de seguridad, pero los días de las simples impresoras de oficina son cosa del pasado. Los dispositivos multifunción actuales albergan algunos de los datos fundamentales de las empresas. Y es que estos aparatos a menudo contienen información de negocio delicada. Si estos datos carecen de protección, los dispositivos IoT pueden convertirse en aliados para los hackers.
Las redes de oficinas pueden convertirse en ubicaciones peligrosas para alojar información confidencial
Además, no solo los documentos físicos están sujetos a riesgos. Una gran parte de los dispositivos multifunción almacenan electrónicamente datos que, sin un estricto control de la configuración de la impresora y el almacén interno, podrían permitir a los ciberdelincuentes el acceso a la valiosa información.
Identificando las amenazas
Las soluciones como las impresoras conectadas están ayudando a simplificar los procesos de negocio, fomentar la eficiencia y reducir los costes. La búsqueda de un equilibrio entre el riesgo que implican y sus beneficios, en términos de innovación y agilidad, se ha convertido en una cuestión que afecta a empresas de todos los tamaños y estructuras.
La realidad es que las redes de oficinas, a menos que sean revisadas de forma regular, pueden convertirse rápidamente en ubicaciones peligrosas para alojar información confidencial. A menudo, las medidas de seguridad restrictivas para gestionar los datos de forma electrónica no se aplican a los documentos o los elementos de los empleados para imprimirlos, capturarlos o compartirlos.
Una cuestión de control
Mientras que la tecnología conectada representa enormes beneficios para los negocios, tanto los CIOs como los directores de TI han de ser conscientes de sus posibles riesgos. Además, en el caso de las impresoras conectadas, la asignación de la persona responsable se convierte en una amenaza en sí misma.
En muchas ocasiones, se asignan fuera del departamento de TI o de Seguridad, por ejemplo, en el de facilities, o incluso en Recursos Humanos. Dada la cantidad de información sensible que pasa por ellos, se han de establecer protocolos de seguridad antes de su compra e instalación. En definitiva, el IoT está transformando el entorno de la oficina y, las empresas están obligadas a ir al compás de la innovación, identificando y respondiendo a los riesgos inherentes al cambio. Contar con una visión integral de los puntos de acceso y la información que albergan será clave para reducir los posibles efectos adversos de los puntos ciegos en la seguridad.