Hoy uno de los grandes dolores de cabeza de la industria tecnológica es garantizarse el suministro de GPU de Nvidia para los servidores que van a ejecutar las crecientes cargas de trabajo relacionadas con la inteligencia artificial generativa. Y es que el fabricante de procesadores, la compañía que más se está beneficiando del bum de la IA, y que acaba de hacer públicos sus resultados trimestrales (35.100 millones de dólares, casi el doble que hace un año, y nada menos que 19.300 millones en beneficios, un 109% más), no da abasto.
Precisamente, en la presentación de resultados, Colette Kress, la directora financiera de la compañía, avisó de que los cuellos de botella en la cadena de fabricación se mantendrán durante una temporada: “Tanto los sistemas Hopper como Blackwell tienen ciertas limitaciones de suministro, y se espera que la demanda de Blackwell supere la oferta durante varios trimestres en el año fiscal 2026”. Los comentarios llegaron antes de que Jensen Huang, el CEO, abordara precisamente los problemas con Blackwell, la gama de GPU recientemente lanzada, y por la que muchos clientes van a apostar.
Kress dijo que Nvidia tiene previsto comenzar a vender los chips Blackwell, ahora en fase de producción, a partir de enero. Y que los planes de la compañía pasan por aumentar esos envíos durante su año fiscal 2026, ya en los meses siguientes. Hay que recordar que Blackwell, la gran apuesta de Nvidia para a medio plazo, es una infraestructura de inteligencia artificial personalizable, con siete tipos diferentes de chips fabricados por Nvidia, múltiples opciones de red y dirigidos a centros de datos refrigerados por aire y líquido.
A pesar de que los resultados de Nvidia en el trimestre estuvieron por encima de las expectativas del mercado, las acciones de Nvidia cayeron un 2% en las horas posteriores a la presentación. No obstante, si se levanta la vista, la evolución de la compañía es muy positiva: sus títulos se han revalorizado un 194% en lo que va de año.