Todo cambia casi cada hora en la política económica estodounidense que tiene que ver con los aranceles. El viernes por la noche, la administración Trump dio un respiro a parte del sector tecnológico mundial al dejarlo fue de la subida de tasas a la importación, por lo menos en lo que se refiere a smartphones, PC, chips o discos duros. En esa exención también se incluían las propias máquinas para fabricar chips. Lo hacía, de forma discreta, a través de un documento publicado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, que es la responsable de recaudar los impuestos sobre los bienes que importa Estados Unidos.
La noticia fue recibida con alivio por los gigantes de Silicon Valley, especialmente Apple, que fabrica un 80% de sus iPhone en China, sobre todo en las fábricas de Foxconn, y que sería una de las corporaciones más afectadas por la escalada arancelaria.
Cambio de guion
Sin embargo, 48 horas después varios miembros del Gobierno de los Estados Unidos, y también su presidente, han confirmado que estas exenciones a la tecnología serán «temporales» y que sí habrá aranceles para la tecnología. Los matices los pusieron varios miembros del Gobierno en entrevistas concedidas a cadenas nacionales como ABC, CNN y NBC. Howard Lutnick, secretario de Comercio, declaró que podría haber nuevos aranceles “en el próximo mes o dos” que afectarían a los semiconductores. En esta línea se manifestó Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, que también dijo que los chips son elementos clave en los equipos de defensa del país y que no sería sorprendente que estuvieran pronto gravados. Y, por último, un representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, matizó asegurando que no es que los chips no fueran a estar sujetos a aranceles, sino que tendrán un «régimen diferente».
Por su parte, Donald Trump indicó ayer domingo en su red social Truth que ha encargado la elaboración de un estudio para dar con la mejor manera de imponer aranaceles a productos electrónicos, siempre atendiendo a razones de «seguridad nacional». “Nadie se librará de responder por las injustas balanzas comerciales y las barreras arancelarias no monetarias que otros países han utilizado contra nosotros, especialmente China, que, con mucha diferencia, nos trata peor”.
Trump recalcó que su país necesita fabricar productos en territorio propio, «y no ser rehenes de otros países». Aunque, como apunta un informe de Morgan Stanley, esta repatriación de actividad industrial sea muy costosa y compleja para los propios fabricantes de hardware, a los que les sale más a cuenta pagar los aranceles y mantener su estructura productiva fuera del país.